El destino de Sabrina Zafra, la mujer acusada de ahogar a su bebé recién nacido en el depósito de agua del inodoro, es tan complicado como incierto. La juez María Inés Rosselot investiga por estas horas las circunstancias y los motivos que llevaron a esta chica a asesinar a su hijo, lo que será determinante sobre su futuro teniendo en cuenta las cuatro hipótesis que se pueden presentar: que la condenen lisa y llanamente a perpetua por un homicidio agravado, que le den una pena menor al considerar que hubo circunstancias extraordinarias al cometer el crimen, que sea excarcelada por entender que actuó bajo estado de emoción violenta o directamente que la declaren inimputable al comprobarse que tiene problemas psicológicos, explicaron fuentes judiciales.
Zafra, de 28 años, hasta anoche continuaba internada en el Hospital Rawson y detenida por el homicidio de su recién nacido. No está en duda la autoría del asesinato, pues la versión policial indica que la mujer reconoció que dio a luz a su bebé el viernes a la noche dentro del baño de esa pieza que alquilaba con su familia en la calle Lavalle 1.370 Sur, en Trinidad, Capital, y que ella misma, creyendo que estaba muerto porque no respiraba, lo metió en el depósito de agua del inodoro para esconder su cuerpo. La autopsia confirmó que el niño, que nació a término y pesaba 4 kilos y medio, murió ahogado. Eso pone como principal y única sospechosa a Zafra, aunque la juez Rosselot también investiga a Miguel Sosa, el marido, para saber si tuvo participación en el asesinato o trató de encubrir el crimen.
Será clave lo que vaya a declarar la mujer (madre de otros 7 niños) acerca de las circunstancias que rodearon el asesinato, y sobre todo, la pericia psicológica. Eso definirá su destino entre cuatro situaciones posibles. Y es que de comprobarse que fue un asesinato premeditado, dado que llevó a ese bebé 9 meses en vientre y aún así lo ocultó, pueden acusarla de homicidio agravado por el vínculo y castigarla con reclusión perpetua, según fuentes tribunalicias. La segunda alternativa es que los jueces entiendan que, aunque consciente, cometió el homicidio en circunstancias extraordinarias que atenúen su responsabilidad y en ese caso podría ir igualmente a la cárcel, pero con una pena menor, señalaron.
También existe la probabilidad cierta que quede libre. La tercera situación que puede darse es que califiquen el caso como homicidio en estado de emoción violenta. Es decir que, por algún hecho o circunstancias inesperada, la acusada no haya podido controlarse o frenar sus impulsos. En ese caso, la acusarían y condenarían por un delito que es excarcelable, indicaron fuentes judiciales. Por último, es posible que la mujer ni siquiera vaya presa si establecen que es inimputable. Las pericias psicológicas quizás revelen que la sospechosa no estaba en su sano juicio y no fue consciente de sus actos, eso la excluiría de ser pasible de algún castigo.