Tres de los cinco sospechosos juzgados en la Sala III de la Cámara Penal por el brutal crimen de Rodrigo Segovia (16) en una pelea barrial ocurrida alrededor de las 3 del 5 de diciembre de 2009, en Caseros y Colombia, Concepción, Capital, intentaron ayer sembrar la duda en los jueces con el relato de su participación en el hecho, en el que se mostraron desligados del homicidio.
Uno de los imputados (menor al momento del crimen) aseguró que ni siquiera estuvo en el lugar de la pelea porque dormía a esa hora. Otros dos hermanos, también menores, se negaron a declarar. Y los únicos mayores acusados y detenidos por el homicidio, Juan José Aballay (23) y Darío Gómez (24) admitieron haber tomado parte en la pelea, pero aseguraron que esa madrugada fueron superados en número, que sus rivales lanzaban botellas y que fueron ellos quienes resultaron golpeados.
En ambos casos, aseguraron haberse enterado luego que quienes portaban armas blancas (un hacha y una punta) eran dos menores de su grupo, que ya fueron sobreseídos por inimputabilidad, ya que tenían menos de 16 años al momento del hecho.
Sin embargo la versión de los sospechosos será analizada a la luz de otras evidencias, ya que en la fiscalía sostienen que hay pruebas para mantener la acusación en su contra: testimonios, pericias y hasta un estudio de ADN fueron claves en la investigación para imputarles un homicidio, con varias agravantes, precisaron fuentes judiciales.

