El juez en lo Correccional Eduardo Agudo encabezó ayer una inspección ocular en la cañería cloacal de Rawson donde el último miércoles murió intoxicado el joven obrero de 24 años, Rodrigo Sánchez. La idea del magistrado es llegar hasta los responsables de haber mandado a ése y otros empleados (tres se salvaron de milagro) a meterse a realizar un termosellado en las juntas de esos caños sin medidas de seguridad.

Cuando él o los responsables sean identificados, podrán enfrentar cargos por homicidio culposo, es decir por causar una muerte por impericia, imprudencia, negligencia o falta de cumplimiento de los deberes a su cargo.

A la hora de la desgracia, alrededor de las 17,30, al menos tres obreros trabajaban a unos 75 metros en el interior de la tubería, sin ningún ventilador que les enviara aire desde un extremo y un extractor en el otro para facilitar la circulación del aire, dijeron fuentes policiales y judiciales.

El trabajar así empeoró también porque, al parecer, en un momento los operarios metieron en el conducto un grupo electrógeno que, además de consumirles el oxígeno con la combustión, les contaminó el ambiente con la liberación de monóxido de carbono.

Guillermo Andrés Videla (32), Javier Olguín (22) y Juan Cortínez (22) pudieron ser rescatados con vida del interior de esa cañería situada en General Acha y Progreso, Rawson. Ayer esperaban que se recuperaran para contar su versión de los hechos.

El que no pudo correr la misma suerte fue Rodrigo Sánchez, padre de una nena, que integraba una banda de cuarteto y era muy respetado entre sus vecinos de la Villa Hipódromo.

El juez Agudo encargó la investigación a pesquisas de la Central de Policía. Y la pericia técnica a los bomberos de Rawson que dirige el subcomisario Raúl Castro.

En base a los testigos (principalmente los obreros) y los informes técnicos sobre la construcción y las normas que regulan cómo debe trabajarse en esas condiciones, el magistrado podrá llegar hasta los responsables directos del peligroso mandato.

Hasta ahora se sabe que la firma Lo Bruno es la contratada para el trabajo, pero que los obreros pertenecían a otra empresa que había sido subcontratada.