Las advertencias para Nieves Dora Arias (81 años) se las daban siempre en la casa de Falucho al 90 Este, en Concepción, Capital: Era preferible darse calor en los pies con la bolsa de agua caliente en lugar del ladrillo, porque hace unos años habían sufrido un incendio en la casa por usar ese método de calefacción. Pero Nieves con sus años, con sus lagunas de olvidos y extravíos mentales, volvía siempre a repetir su fórmula, hasta que en los primeros minutos de ayer, su empecinamiento terminaría en un dramático desastre. Según el hermano de la mujer, Aldo Juan Arias (62, casi ciego por la diabetes) fue su pareja Aída Morrone (62, hipertensa) quien cruzó un breve diálogo con la mujer por el olor a humo que salía del dormitorio de Nieves, y que desde adentro restó importancia al asunto hasta que en segundos todo se transformó en una lucha por salir vivo de esa casa, envuelta en llamas. Nieves alcanzó a escapar por el fondo y Aída fue rescatada por su vecino Enrique Montaña, cuando buscaba adentro a la anciana. Tan peligroso resultó el avance del fuego, que cuando Montaña se acercó a la casa a ver qué pasaba fue despedido hacia atrás por la explosión de los vidrios de las ventanas y la onda expansiva generada por la combustión.

Aldo había salido a un cumpleaños y no estaba en la casa cuando ocurrió el dramático siniestro, que destruyó todo en el dormitorio de su hermana (incluidos unos $1.300 de su jubilación) y también los muebles, la ropa y el calzado, unos $5.000 que Aída tenía de la iglesia a la concurre y casi todos los objetos que había en el otro dormitorio, la cocina-comedor, la sala de estar y el baño. Tan intenso fue el incendio, que también dañó toda la estructura de la casa, principalmente el techo, aunque finalmente fue controlado por bomberos.

"Hemos perdido prácticamente todo y no sé cómo vamos a hacer para salir adelante, pero gracias a Dios que nadie salió herido", dijo ayer Aldo Arias.