La docente Alejandra Ríos esperaba ser atendida por su abogado Leonardo Villalba en su estudio de 25 de Mayo y Entre Ríos, Capital, cuando la Policía le cayó encima y se la llevó presa por orden del juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz hasta la sede de la Brigada Femenina. Ocurrió a las 19.30 de ayer luego de una frustrada búsqueda de los pesquisas en la casa de sus padres en el barrio Parque de Mayo. Y ahora, la situación de la mujer es complicada, pues todo indica que el magistrado sospecha que fue cómplice en el violento golpe en la cabeza que por poco no terminó con la vida de su hija Camila (8) el pasado 25 de octubre en Santa Lucía, dijeron fuentes judiciales.
El o los delitos que le imputará Ortiz a la mujer se conocerán cuando sea indagada (el fiscal Fabrizio Médici consideraba que había méritos para imputarle algún delito), aunque voceros judiciales están convencidos de que enfrentará una calificación delictiva que no permite la excarcelación.
De todos modos su defensor anticipó ayer que pedirá arresto domiciliario para su clienta: ‘tiene una beba de cinco meses, está en período de lactancia y por eso mañana (por hoy) voy a pedir que se le conceda un arresto domiciliario. No hacía falta mandar a detenerla, con citarla bastaba, ella no estuvo prófuga y siempre colaboró con la investigación’, dijo ayer Villalba.
El informe psicológico y la entrevista de la nena con el sistema de la Cámara Gesell (allí dijo que ambos la golpeaban), aparecen como las principales evidencias en contra de la mujer, quien quiso desligarse en todo momento: en la declaración informativa que prestó ante el juez (con abogado y sin obligación de decir la verdad) y en los medios de comunicación, siempre atribuyó toda la responsabilidad del ataque a su expareja y padre de su última hija, Pedro Oris.
El hombre fue detenido el 30 de octubre del año pasado y ya fue indagado por graves delitos, como tentativa de homicidio agravado por femicidio (violencia de género) y lesiones leves reiteradas contra la nena. Y por abuso sexual gravemente ultrajante y coacción agravada por el uso de un arma contra la docente. Oris siempre insistió en que fue Ríos quien pudo de herir casi de muerte a su hija.

