Fabio Vallejos (40 años) había concluido media jornada de sudores en la albañilería y apenas llegó a su casa montó su bicicleta para alcanzar a su hija de 13 años, que enfilaba sola por un sendero entre su casa en la Villa Pueyrredón (detrás del Penal de Chimbas) y la Villa Obrera, donde pensaba tomar el micro para ir a la escuela. La idea de Fabio era acompañarla y ya tenía a su niña a unos 500 metros cuando empezó a escuchar disparos. No hizo caso y siguió pedaleando, pero enseguida lo derribó un violento golpe en el costado derecho de su cuerpo. Desconcertado, se paró pero volvió a caer, y se desmayó. Entonces llegó su hija, varios vecinos y varios penitenciarios, en moto y a pie. Según la chica, cuando los uniformados llegaron hasta su padre lo tomaron con intenciones de llevárselo hacia la cárcel, hasta que uno advirtió a sus compañeros: "huy, éste no es". El dato fue aclarado enseguida por otros vecinos, que se indignaron: ayer reiteraron sus viejos reclamos de que los saquen de la Villa Pueyrredón y los lleven a otro lugar porque están hartos de encerrarse y tirarse al piso cada vez que escuchan disparos desde el Penal.
"Qué hubiera pasado si me hubieran matado o hubieran matado a un niño. Menos mal que no me pasó nada grave, pero ahora quién me paga los días que no voy a poder trabajar", decía ayer Vallejos, indignado.
"Dentro de todo fue una desgracia con suerte, pero uno va y viene por ese sendero, los niños juegan en ese descampado… yo digo ¿están esperando que maten a alguien para sacarnos de aquí?", aseguró la esposa de Vallejos, Silvana Funes, muy molesta.
La sospecha de que Vallejo fue herido con uno de los disparos lanzados por los guardias (quizá con un FAL) se sustentaba con varios hechos. Uno de ellos es que los penitenciarios realmente pretendían frustrar la evasión del interno Diego Carmona, un joven con diagnóstico de esquizofrenia (inimputable) preso desde 2003 por matar de un tiro a su suegra (Ver un preso polémico).
Según los investigadores, minutos después de las 12, Carmona aprovechó su hora de recreo en el patio del anexo 5 del Sector I del Penal (compartido con otros 7 presos con régimen de preconfianza), se trepó a una tela metálica, saltó un canal y siguió a la carrera hasta saltar otra tela hacia el descampado, que da a la Villa Pueyrredón.
Ante los disparos con Itaka y FAL que, según el director del Penal, comisario general (RE) Enrique Gil Pérez, fueron lanzados "al aire y de manera intimidatoria", Carmona se escondió entre unos arbustos en una zona de desagüe de aguas servidas de la cárcel. Y allí lo encontraron los mismos penitenciarios luego del supuesto error cometido contra Vallejos.
"Ese hombre estaba muy lejos y no podemos decir que haya sido herido con un disparo realizado desde acá (la cárcel), pero tampoco lo descartamos y vamos a colaborar con la investigación para que quede esclarecido ese punto", dijo ayer Gil Pérez.
Ayer, los policías de la comisaría 30ma. al mando del comisario inspector José Antenor Olivera, recolectaban pruebas, como testigos o los cuatro fusiles usados que había en garitas sobre el muro del Penal para saber si con alguno de ellos casi se desató una tragedia, dijeron fuentes del caso.