Las cosas no podrían estar más complicadas para un jornalero de 45 años de San Martín. En las primeras horas de la madrugada fue detenido en su rancho acusado de golpear a su pareja, con con un condimento insólito: permitir que su amigo también la lesionara. Ayer admitió su autoría en el delito de lesiones leves agravadas por el vínculo, y en un juicio abreviado que celebró con su defensor oficial Lisandro Zapata y el fiscal Adrián Riveros, aceptó recibir 8 meses de prisión de cumplimiento efectivo. Pero eso no fue lo único, pues el fiscal también solicitó que sea investigado por el presunto abuso sexual contra la hija mayor de la mujer, que tiene 11 años.

El juez de Flagrancia Carlos Lima resolvió aplicar la condena que le propusieron y ordenó que el changarín (no identificado para preservar a las víctimas) cumpla ese castigo en la seccional 19na. de San Martín.

También dio luz verde al pedido fiscal de investigarlo por el presunto abuso. Y en su sentencia rechazó la propuesta de aplicar el juicio abreviado al otro imputado (Carlos Molina, 48 años) que será juzgado la próxima semana, dijeron fuentes judiciales.

Según fuentes judiciales, el sujeto condenado ayer ya había cumplido en 2002 con un castigo de 1 año y 8 meses por robo agravado.

Y su pronóstico como imputado no es muy favorable, luego de que su ahora expareja no sólo lo señalara por golpearla junto con Molina al cabo un día de borrachera, pues cuando fue entrevistada por psicólogos la mujer se despachó con una acusación más grave: dijo que había abusado de su hija mayor de 11 años (cuyo padre no es el imputado) y que a causa de ese supuesto ultraje la niña ya no volvió a vivir con ambos.

El hecho que llevó al changarín al calabozo ocurrió el sábado sobre las 17, cuando bebía con Molina y -según la denuncia- intentó agredir con una botella rota a su hija de 5 años. Cuando la mujer se interpuso fue atacada por él y también por el amigo.