El fiscal de Río Cuarto, Luis Pizarro, pidió la elevación a juicio oral de la causa por el asesinato de Nora Dalmasso, en noviembre de 2006. El viudo, Marcelo Eduardo Macarrón, es el principal acusado de ser el autor intelectual del crimen.

De acuerdo su hipótesis, Macarrón encargó el asesinato de su esposa en el marco de una disputa por intereses económicos. Por eso, lo acusa de ser responsable de homicidio calificado por vínculo, alevosía y por precio o promesa remuneratoria.

El fiscal que dirigió la investigación antes de Pizarro, Daniel Miralles, ubicaba a Macarrón en la escena del crimen en base al hallazgo de su semen en el cuerpo de la víctima. No obstante, Pizarro ahora cree que el viudo planificó el crimen y creó una coartada para no quedar involucrado. Aquel día, Macarrón se encontraba de viaje con unos amigos en Punta del Este para jugar un torneo de golf.

El 26 noviembre de 2006, el cadáver semidesnudo de Nora Dalmasso fue encontrado el sobre la cama de su hija Valentina, en su casa del barrio Villa Golf, de Río Cuarto. Al momento del crimen, tanto el viudo como los dos hijos del matrimonio no estaban en la vivienda.

De acuerdo a los médicos forenses, la mujer murió asfixiada por estrangulamiento y desde el comienzo de la pesquisa se siguieron distintas pistas: desde un crimen durante un juego sexual, un abuso sexual seguido de muerte, femicidio y asesinato por encargo.

A lo largo del proceso fueron imputados y luego sobreseídos el pintor Gastón Zárate y el hijo Facundo Macarrón.

Uno de los puntos más polémicos de la investigación fue la denominada “pista Edipo” que planteaba que el hijo de la víctima había entrado en la casa con sus llaves y que había manoseado a su madre, con quien estaba peleado porque ella no aceptaba su orientación sexual.

Facundo vivía en Córdoba donde cursaba Derecho y según el fiscal Javier Di Santo -el primero en liderar la investigación- aquella noche habría manejado 230 kilómetros bajo la lluvia para perpetrar el crimen. Con el tiempo la acusación perdió fuerza y Facundo dejó de ser considerado sospechoso.

El otro sospechoso desde el inicio de la investigación fue el albañil Gastón Zárate, quien había estado trabajando en la casa de Dalmasso días antes del asesinato. El móvil habría sido robo pero luego el fiscal interpretó que el obrero habría violado a la víctima. Rápidamente los medios comenzaron a denominar a Zárate como el “perejil” de la causa. Finalmente, el denominado “perejil” del caso fue liberado después de una manifestación popular en Río Cuarto.