Células en el cable que le enrollaron en el cuello a Natalí Verdú (16). Células en el repasador con el que cubrieron su rostro. Saliva. Restos genéticos en las prendas que vestía su madre, la abogada Ana Gómez. Después de analizar cada muestra, un experto extrajo ADN y concluyó, por particulares características, que era masculino. Hoy se cumplen 7 años del espeluznante doble crimen de ambas mujeres en la céntrica casa que habitaban en Libertador entre Güemes y Rawson, y la prueba genética que apunta a un homicida varón más los cinco plomos calibre 32 que extrajeron de sus cuerpos y de la escena del crimen, son las únicas evidencias que prometen alguna esperanza para el esclarecimiento del caso.
Ese ADN ya fue cotejado con el de un médico que conocía a las víctimas y tenía un revólver calibre 32. Con el de un pintor de la religión Testigos de Jehová. Con el de tres sujetos que tenían tratos comerciales con la abogada porque la vendían alambre. Todos fueron detenidos y luego liberados porque la comparación de ADN dio negativa. Es más, el pintor fue sobreseído y el resto tiene falta de mérito en la causa, aunque lo más probable es que sean desligados para siempre.
El juez Guillermo Adárvez (Tercer Juzgado de Instrucción), hasta cotejó ese ADN con el de Jorge Verdú (esposo y padre de las víctimas) y el de su hijo Emanuel y también dio negativo.
Hasta ahora se sabe que el asesino entró porque tenía llave o era conocido de las víctimas porque la puerta no fue violentada. Que los ataques pudieron ocurrir en forma consecutiva y casi simultánea entre las 14,30 (después que se fue una conocida) y las 16,30. Que primero murió Natalí tras recibir dos balazos en la frente y otro en el pecho. Que quizá a causa de una mayor ventilación, su madre sobrevivió entre 40 minutos o una hora antes de morir por dos balazos que recibió, en la sien derecha y en el pecho. Que los disparos se hicieron prácticamente con el arma apoyada en los cuerpos.
¿Un asesino por encargo? ¿Pero por qué motivo? ¿Pasional? ¿Algún problema con los bienes de Ana Gómez, como los extensos campos de su familia y las numerosas cabezas de ganado?. El móvil también es un misterio, aunque el robo está descartado porque el día del crimen estaba todo revuelto pero no faltaba nada de valor, dijeron fuentes judiciales.
En el caso hasta se investigaron los nombres de los "asesinos" que Jorge Verdú dio seis años después del hecho y por una "investigación personal", pero resultaron ser los mismos que el juez había investigado, con resultado negativo, incluido uno denunciado por la abogada por usurpación que estaba preso cuando ocurrió el doble crimen.