Rodrigo, con sus 10 añitos, en ese entonces sólo pensaba en jugar. Gonzalo comenzaba su carrera como profesor de Educación Física. Mauricio, en Córdoba, pasaba sus días metido en sus libros de matemática. Y Mariana, la hermana mayor, probaba suerte en Capital Federal con lo que más le gustaba, la danza.
Ninguno sabía que en esa madrugada del 28 de septiembre del 2004, sus vidas y la de su padre, Raúl Tellechea, tomarían otro rumbo. De ese día nadie volvió a ver al ingeniero y desde entonces nada fue igual para estos cuatro jovencitos. A cinco años de esa desaparición aún sin resolver, los hijos de Tellechea -ahora más grandes y curtidos por el dolor- se convirtieron en propios portavoces de su causa denunciando el crimen de su padre, y ahora afirmando que "el poder político los protege", en referencia a los posibles implicados, o que "el Gobierno no quiere que esto se esclarezca".
Aunque por ahí se les cae algunas lágrimas, los años fortalecieron sus vidas después de tantas marchas, de transitar los juzgados y hablar con los funcionarios que se les cruzaran para exigir el esclarecimiento del caso y el hallazgo del cuerpo de Raúl Tellechea.
Fortalecidos
Rodrigo sigue siendo "el más chiquito" para sus hermanos. Ya no es un niño, actualmente cursa el secundario y hasta empezó a salir a bailar. "El sintió más la ausencia de mi padre. Recién ahora va tratando de comprender, y hace preguntas sobre lo que pasó", dice Mariana (32), que es profesora de danza y está radicada en Capital Federal.
A todos es imposible sacarlos del caso. "Nuestra vida es difícil. Hay que mediar entre continuar con tu proyecto personal y sacar fuerza para seguir reclamando justicia porque siempre tengo presente a mi papá", comenta la joven. Lo mismo opina Gonzalo (24), a punto de recibirse de profesor y el más conocido por sus triunfos como triatleta, que reconoce que "lo más triste es que hasta el día de hoy tenemos que dejar parte de nuestras actividades para exigirles al juez o al gobierno que haga lo que tiene que hacer". Ellos, como Mauricio que es licenciado en matemática, se convirtieron en especie de investigadores y personas con exposición pública a partir de la desgracia.
Los 28 de cada mes, en especial en septiembre, la familia se reúne en su casa de Rivadavia para desandar los pasos tras la desaparición del ingeniero Raúl Tellechea, la madrugada del 28 de septiembre del 2004. Claro que hoy no es lo mismo. "Primero pensamos que tuvo un accidente o un desmayo por la falta de insulina (era diabético). Imaginamos lo menos peor, y con esa idea lo buscamos los primeros días, pero después vimos que había otra cosa. Ahora sabemos que a mi papá lo hicieron desaparecer y está muerto", comenta Gonzalo.
La ausencia de Raúl Tellechea fue extraña desde el principio. No había rastros de violencia y su medicación, sus anteojos y su celular estaban en el departamento que alquilaba (estaba separado) en Capital. A la semana, cuando se conoció que los directivos de la mutual universitaria -donde trabajaba- denunciaron a Tellechea por estafa, sus hijos cambiaron de opinión.
De ahí, el caso tuvo muchas ideas y vueltas, con detenidos y acusaciones (ver recuadro) que quedaron en nada.
Sin tapujos
"En la mutual quisieron encubrir el hecho y desviar la atención con esa falsa denuncia. Hoy no tenemos dudas que los ex directivos de la mutual tendrían algo que ver con la desaparición de mi padre", afirma Gonzalo. Para él existen pruebas de una presunta defraudación en la entidad y eso también tendría relación con Tellechea. Sostienen que Sebastián Cortez Páez, quien estuvo detenido por la causa, "es un pinche, que fue parte de los autores materiales de la desaparición, pero hay otros más..", carga Mariana.
Los Tellechea apuntan a los ex dirigentes de la mutual y hablan de un respaldo político. "No creo que sea casualidad que el juez todavía no los procese. El juez no está trabajando con independencia. Ellos no son personas desconocidas. Estoy convencida que el poder político los protege. Luis Moyano era viceministro de Desarrollo Humano y Promoción Social y ahora está como asesor en Buenos Aires. Eduardo Oro trabaja en Cultura. Es incomprensible el vínculo entre estas personas y el Gobierno", agrega Mariana. Mauricio va más allá, asegura: "el Gobierno no quiere que esto se esclarezca y hay una voluntad real que el caso no trasciende fuera de San Juan".

