Las lesiones que sufrió el sábado en la siesta Omar Agustín Peñaloza (25) al chocar en moto con otra estacionada, no le dejaron salida. Se concentraron en su cabeza y tan dañinas resultaron (como anticipó este diario), que su cuadro de salud se convirtió en una situación irreversible para los médicos que lo atendieron en el Hospital Guillermo Rawson. Allí murió alrededor de las 22.55 del domingo, dijeron ayer fuentes policiales.

Ahora, la investigación para determinar responsabilidades en el trágico siniestro, tienen una hipótesis definida en la Seccional 17ma: allí creen que todo se produjo por una falla humana, atribuible principalmente a la propia víctima.

¿Por qué esa teoría? La versión policial es que a la hora del siniestro, alrededor de las 15.15 en calle Centenario, metros al Este del cruce con calle Díaz, en Chimbas, había buena visibilidad. Y que Peñaloza pudo ver la otra moto, una Corven 110 cc negra guiada por Jorge Abrego (45), por más que este rodado hubiera quedado con una parte en el asfalto, pues la víctima transitaba por un tramo donde la calle describe una recta.

Una cuota de alta velocidad y el agregado de que Peñaloza viajaba sin casco, fueron otros factores que jugaron un papel clave en el trágico desenlace.

A la hora del siniestro ambos motociclistas transitaban hacia el Este. Abrego adelante en una Corven 110 cc, Peñaloza detrás en una Daelim 50cc. Según la Policía, Abrego se volvió a pedirles uvas un finquero y alcanzó a dejar estacionado su rodado justo en la mano por la que circulaba Peñaloza, cuando ocurrió el impacto que al final resultó letal.