El juez en lo Penal Económico porteño Jorge Brugo, desligó definitivamente al exportador sudafricano radicado en San Juan, Jacques Joubert, y a su socio sanjuanino Gustavo Alfredo Valdez, del resonante caso “manzanas blancas” (un frustrado tráfico a España de 3.371 kg de cocaína en contenedores con fruta) por el cual ambos pasaron presos 21 días, entre el 2 y el 23 de julio de 2010. El magistrado no encontró ninguna prueba que los vinculara y falló por el “sobreseimiento total” de ambos, dejando expresa constancia de que “la formación del presente sumario no afecta el buen nombre y honor del que gozaran los nombrados”, según consta en la resolución judicial.
“Fueron los dos años y tres meses más largos de mi vida. Esas publicaciones (sobre el caso) me perjudicaron y mucho. Todos los clientes se me espantaron, tuve que abrir una nueva empresa, dejaron a la calle a mi novia (es odontóloga), en fin, la condena social fue un espanto. Pero esto no queda así, le haremos juicio no sólo a las personas que nos involucraron gratuitamente sino también al Estado por detenernos teniendo toda la información que acreditaba nuestra inocencia. También demandaremos a algunos medios (sanjuaninos) por tratarnos de delincuentes”, dijo ayer Joubert.
En un breve repaso de las terribles situaciones que le tocó atravesar, aseguró que lo hicieron dormir en una celda sin luz, sin ventanas, nevando, sin colchón y sin frazadas. Que le sirvieron sopa en sus manos por no tener plato. Tener que pagar tarjetas telefónicas para mejorar sus condiciones de “injusto encierro”. O salir de prisión con neumonía.
Había sido Nelson Hinricksen y su patrón y dueño de la firma “Frutol SRL” de Río Negro, Valentín Temes Coto (ambos detenidos y juzgados por el caso), quienes involucraron a los empresarios locales cuando se descubrieron en la terminal 4 del puerto de Buenos Aires, contenedores con manzanas rojas con 1.647 kilos de cocaína del cartel de Tijuana, México, con destino a España.
Por ese hallazgo se alertó las autoridades brasileñas, que detectaron en el puerto de Santos otros 1.724 kilos de esa droga. Y fue la causa por la que tres empleados de la aduana argentina quedaron vinculados por negligencia, al no controlar debidamente y permitir el embarque de los estupefacientes.
Sin embargo el mismo Hinricksen dijo luego que Joubert y Valdez nada tenían que ver. Y todas las medidas de prueba encaradas jamás acreditaron vinculación alguna, más allá de los tratos comerciales con “Frutol”, que terminaron en pésimos términos antes del descubrimiento de la droga, porque les habían vendido manzanas verdes que llegaron picadas o podridas a Canadá, provocándoles un perjuicio de 1.800.000 pesos, explicó Joubert.

