Media hora de terror que pareció una eternidad. Así describió el dueño de casa el dramático asalto que sufrió en su casa junto a su esposa e hijos.

"Me insultaban, me pegaban y yo no reaccionaba, la verdad no podía hacerlo. Sinceramente casi que ni entendía lo que estaba pasando, que eran ladrones los que estaban adentro de mi casa". Para el jefe de hogar no hay dudas: los tres delincuentes antes de entrar a esa vivienda de Médano de Oro, en Rawson, arrojaron por la ventana alguna sustancia que los atontó por completo. Porque cuando quiso reaccionar se dio cuenta que estaba perdido, con la vista nublada y con el cuerpo adormecido, al igual que su esposa, que dormía a su lado cuando los ladrones se les metieron por esa misma ventana, que no tiene rejas y que estaba abierta por el calor. Y la sospecha es que en la habitación de los chicos (de 12, 9 y 6 años) también tiraron el mismo químico, porque pese a los fuertes gritos en ningún momento se despertaron. Y cuando se levantaron, ya por la mañana, tampoco estaban enterados sobre el infierno que habían vivido sus padres durante casi media hora, tiempo que tardaron los sujetos en revisar hasta en los frascos de café para finalmente llevarse $3.600 en efectivo, joyas, una notebook y celulares, según los damnificados. Menos aún sabían que a su padre le habían dado un fuerte golpe de puño abajo del ojo derecho y en las costillas, ni que junto a su mamá había estado atado de pies y manos con una sábana, pese a que no ofrecían la más mínima resistencia por el propio estado casi de inconsciencia en el que habían entrado por inhalar la sustancia.

"Agradezco a que me adormecieron, porque no sé qué hubiese pasado si estaba en mis cabales", dijo ayer el dueño de casa, un diseñador gráfico que junto a su familia vive en ese lugar desde hace aproximadamente 5 meses.

Estábamos todos adormecidos. Era desesperante porque no podíamos reaccionar

DUEÑO DE CASA - víctima del asalto


Fue cerca de las 2 de la mañana de ayer cuando los delincuentes, con los rostros cubiertos con camisetas, irrumpieron en la vivienda. Al parecer, uno de ellos llevaba un arma (se dieron cuenta por un bulto bajo la remera), pero en ningún momento la sacó, aseguraron desde la familia. Eso sí, los amedrentaron con barretas. "Estaban sacados. Pedían la guita, repetían que querían toda la guita. Pero no había casi nada", indicó el hombre, quien aseguró que no descarta que este episodio tenga que ver con el robo que sufrió hace tres semanas en su estudio gráfico de Capital, donde le habían sustraído $1.000.