A Fabricio "Cucurucho" Domínguez  todos le reconocían ayer su valentía. No le importó arriesgar su vida, entró y salvó a Sheila, una bebé de 2 meses que había quedado atrapada entre las llamas.

Las llamas se habían apoderado de la vivienda y el techo se caía a pedazos. Adentro, en medio del infierno, Sheila no paraba de llorar. La chiquita de 2 meses estaba acostada en una cama y el fuego amenazaba con su vida. Su mamá y sus dos hermanitas más grandes (de 11 y 4 años) habían logrado salir, pero no habían podido sacar a la bebé. Sus desesperados gritos se hacían sentir en medio de la noche y en cuestión de minutos ya eran varios los vecinos que habían llegado hasta esa casa de Ullum que ardía completamente. Entre ellos estaba Fabricio Domínguez, al que cariñosamente sus conocidos lo apodan "Cucurucho" y quien desde ayer se convirtió en el "ángel" de Sheila: entró a la vivienda poniendo en juego su vida, la rescató y evitó que se quemara viva. La pequeña anoche continuaba internada en el Hospital Marcial Quiroga, pero fuera de peligro.

Todo ocurrió en la madrugada de ayer, en una humilde pieza de adobe ubicada en el Barrio 25 de Mayo. Cerca de las 3.10, Graciela Matamoro (30) se levantó para prepararle una mamadera de leche a su hija más pequeña. Como la semana pasada le habían cortado la luz porque no pudo pagar la última boleta, prendió una vela y la colocó en el respaldar de la cama. "No sé en qué momento me quedé dormida y no la apagué", dijo la mujer. Lo cierto es que ese descuido le terminó costando bastante caro, pues la vela cayó al colchón y las llamas se volvieron incontrolables.

En medio de la desesperación y los nervios, Matamoro salió con sus dos hijas más grandes, pero Sheila quedó atrapada entre las llamas. "Era terrible ver cómo salía el fuego por la puerta y saber que mi hijita estaba ahí adentro", recordó la madre.

El fuego dejó pérdidas totales para la familia. Para ayudarlos, llamar al 2644757793.

Pero afortunadamente la desgracia no terminó de la peor manera gracias a la valentía de "Cucurucho". El joven de 19 años estaba jugando a la pelota con unos amigos, escuchó los gritos, se acercó al lugar y no lo dudó: "Me saqué la campera, cerré los ojos y me metí. Ni siquiera me detuve a pensar, porque si hacía eso capaz no me animaba", comentó quien ayer todos en el pueblo lo trataban de héroe.

Sheila sufrió quemaduras en la cara (principalmente en una oreja) y en el brazo derecho. Fue trasladada al Hospital Marcial Quiroga, donde anoche se encontraba estable y con una notable mejoría, indicó su madre.

Las pérdidas para la familia fueron prácticamente totales. El fuego arrasó con todo lo que tuvo a su paso. Desde un juego de mesa y sillas que Matamoro había comprado con mucho esfuerzo hace un mes hasta los juguetes de las criaturas.

La mujer es madre soltera, recibe una ayuda económica del Gobierno y este golpe la dejó en las ruinas. "Perder todo así duele mucho. Cuesta tanto tener cada cosita..", se lamentó. Pero todo pudo haber sido peor, y eso sirve para su consuelo. "Si no hubiese sido por "Cucurucho" mi hija se me muere. No me va a alcanzar la vida para agradecerle. De corazón, gracias", cerró.