Desde el 2022, la planilla prontuarial del mecánico Erik Alexander Mallea (27) experimentó un espiral en ascenso, con hechos violentos cada vez más graves que, por ahora, amenazan con dejarlo por un largo tiempo en la cárcel. En aquel tiempo, recibió un castigo de 1 año luego de admitir que había manoseado a una nena de 12 años (desde su entorno dicen que era su “noviecita”) y días atrás la jueza Mabel Moya la aplicó otra condena de 6 meses de prisión efectiva, por golpear y lesionar a su pareja. Ambas penas se le unificaron en 1 año y 6 meses, al cabo de un juicio abreviado entre el imputado y su defensor, Claudio Vera, con el fiscal Alberto Martínez (UFI CAVIG).

El ataque a golpes y las amenazas contra su expareja fue denunciado el 20 de diciembre pasado y, días después, acarreó consecuencias más graves para Mallea cuando un policía lo encontró en casa de un amigo en Albardón y buscó detenerlo. Según fuentes judiciales, en un confuso episodio, el mecánico se apoderó del arma del policía con el que forcejeaba y entonces ocurrió una situación compleja: el uniformado aseguró que el joven le apuntó, le gatilló y que se salvó de milagro porque el arma tenía puesto el seguro. El amigo de Mallea atestiguó que sólo lo vio apuntar y el propio imputado negó haber concretado una y otra maniobra, pues dijo que cuando se apoderó del arma la arrojó.

Será el juez Guillermo Adárvez quien determine (con el viejo sistema procesal), si las cosas ocurrieron como dice el policía o no. Por ahora, el joven está imputado de tentativa de homicidio, el delito más grave que enfrenta desde que cayó preso.

Testimonios y pericias en el arma jugarán un papel clave a la hora de decidir su suerte, pues si no se prueba que quiso disparar contra él podrían pesar sólo las figuras de atentado y resistencia a la autoridad, que tienen castigos mucho más leves.

Entre uno y otro delito, el mecánico se juega también la posibilidad de recuperar su libertad o seguir largo tiempo en prisión.