El juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) condenó a 11 años y 10 meses a un empleado municipal de 51 años, que confesó haber violado durante 12 años a su propia hija con retraso mental. Además de esos ultrajes sexuales que comenzaron a los 10 años y terminaron cuando tenía 22, la chica había denunciado que era sometida a otras agresiones por el sujeto, su mamá y algunos de sus hermanos, pues era obligada a mantener limpia la casa, cuidar de sus hermanitos y tenía prohibido ir a la escuela, salir y tener amigos.

La pena impuesta por el magistrado fue la misma que el acusado (no identificado para preservar a la víctima) aceptó recibir cuando firmó un juicio abreviado a través de su defensa con el fiscal José Eduardo Mallea, tal como anticipó este diario.

El caso había sido denunciado el 29 de septiembre de 2016 por una tía de la víctima, a quien la chica le contó todo lo que sufría en la casa paterna, a la que ya no quería volver nunca más.