El juez Juan Carlos Peluc Noguera condenó a 8 años de cárcel a un empleado minero por violar a su hijastra.

Habían estado juntos 6 años y tuvieron una hija (ella ya tenía otra nena de una relación previa), pero al cabo de ese tiempo la convivencia no dio para más y la mujer decidió que lo mejor era separar caminos. Y lo hicieron, pero ella le permitió a su ex seguir viendo y llevándose a las niñas, al cabo, la mayor (entonces de 10 años) lo respetaba como un padre porque tenía poco más de 3 años cuando el sujeto se fue a vivir con su mamá. Pero entre mayo y agosto de 2015, la respetuosa relación con la mayor dio un giro de 180 grados, porque cuando comenzó a llevarse a ambas niñas a la casa de su padre, por las noches sacaba a la mayor de la cama donde dormía con su hermanita, la llevaba hasta el colchón donde él dormía y abusaba de ella, hasta que la violó, por lo menos tres veces.

El 16 de agosto de 2015 la niña rompió el cerco que le imponían las amenazas de muerte de su expadrastro y le contó todo a su mamá, entre lágrimas. Hubo denuncia entonces, y hubo examen médico y también una entrevista de la niña en Cámara Gesell.

El médico concluyó que la niña había perdido su virginidad y que, además, presentaba una suerte de verrugas propias de una enfermedad de transmisión sexual.

Y dos psicólogos informaron al juez que la pequeña no deliraba ni mentía cuando acusaba a su padrastro de haberla sometido sexualmente, sobre todo por la alta carga emocional negativa (llantos, angustia, entre otros indicadores) y el nivel de detalles de su versión de los hechos.

En el comienzo de la investigación, se presentó voluntariamente y quedó detenido el 16 de febrero de 2016. Era empleado minero entonces (hoy tiene 33 años) y negó toda vinculación con el delito que le atribuían.

Pero al llegar a juicio en la Sala II de la Cámara Penal, decidió con su abogado Raúl Crifó admitir su autoría en el delito de violación, doblemente agravada, y a cambio de una rebaja de pena, acordó un juicio abreviado con la fiscal Leticia Ferrón de Rago. En ese acuerdo, ratificado ante el juez Juan Carlos Peluc Noguera (y la actuaria María Rosa Barcellona) aceptó 8 años de cárcel, que fue la pena que finalmente le impusieron.