"Sólo pido que se haga Justicia". Fue lo último que dijo el sargento primero de Gendarmería Nacional, Raúl Clemente Navarro (50), ante el Tribunal Oral Federal que terminaba de enjuiciarlo. Y que minutos después adhirió al planteo de Fiscalía, lo condenó a 1 año sin encierro y lo inhabilitó por igual período para ejercer cargos públicos, por considerar que cometió el delito de concusión, cuando le pidió plata ilegalmente a un camionero durante un control de rutina en San Carlos, Sarmiento, alrededor de las 2 de la mañana del 3 de abril de 2019.

Según el fiscal Francisco Maldonado, ese delito se comete cuando el funcionario que pide indebidamente dinero lo hace en beneficio propio. Y queda configurado más allá de que no hubiera entrega de plata, como en este caso. Por eso había pedido 2 años y 6 meses de prisión condicional para el efectivo y 3 años de inhabilitación.

Ante los jueces Eliana Rattá, Hugo Echegaray y Daniel Doffo, el abogado Fernando Bonomo había pedido la absolución "lisa y llana" de su cliente o, en todo caso, por el beneficio de la duda. En su opinión, sólo hubo una situación confusa creada por un alférez que buscó desquitarse con Navarro, luego de una expresión en cierta manera denigrante de su cliente sobre la vida sentimental de su superior. "No hubo entrega de dinero, no podemos condenar a alguien por una suposición. Acá el denunciante fue inducido por el alférez Lucas Sampedri", argumentó Bonomo.

Los jueces Hugo Echegaray, Eliana Rattá y Daniel Doffo adhirieron al planteo del fiscal Francisco Maldonado (derecha) y condenaron al gendarme.

El día del hecho, el camionero mendocino Ricardo Carmona viajaba con una mujer. Y para Fiscalía, esa testigo, dos empleados del control fitosanitario y el superior del ahora condenado, fueron contundentes en sus dichos. Así, el camionero dijo que esa madrugada Navarro le pidió la licencia de conducir a nivel provincial en Mendoza, que no cargaba consigo, le insinuó que quería dinero cuando le dijo "qué hacemos". Y también que era muy poco los $200 que le ofrecía, en una negociación que se extendió hasta acordar la entrega de $300, que no se concretó porque el alférez apareció en escena para ver por qué se demoraba (se producía una cola de vehículos) y el sargento primero se puso detrás de su jefe para hacerle señas al chofer que no dijera nada.

Según el fiscal, la mujer apoyó el relato del chofer y el oficial de Gendarmería negó haber tenido una suerte de problema con el imputado.

"No hubo ningún acta por la infracción del chofer, el delito no existió", insistió Bonomo, que ahora buscará revertir el fallo contra su cliente en la Cámara Nacional de Casación Penal.