El juez Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) condenó a 12 años y 6 meses de cárcel a un enólogo que confesó haber violado en un hotel por horas a su hija antes de que cumpliera 14 años, como también haber corrompido su sano sentido del sexo reiterando esos abusos y haciéndola ver y leer pornografía. También admitió haberla ofrecido por dinero a un par de conocidos que le pagaron por los ‘servicios’ de la chica y aceptaron tener al condenado como partícipe de triángulos sexuales en esos encuentros, dijeron fuentes judiciales.
Tan desviadas resultaron las relaciones entre este remisero de 50 años (no mencionado por razones legales) y su hija, que una vez le dijo que ya no la violaría más sólo si le ‘entregaba en bandeja’ a una amiga suya. O la incitó a mantener encuentros sexuales con su propio hermano, ‘porque era normal’, para luego empezar a hacerle escenas de celo.
El castigo que le impusieron fue el mismo que quiso cumplir cuando se vio acorralado por las pruebas y resolvió que lo más corto era aceptar la propuesta de juicio abreviado que le acercó, a través de su defensor Federico Petrignani, la fiscal de Cámara Penal Alicia Esquivel Puiggrós.
El condenado se había separado de la madre de la chica y sus hermanos. Pero cuando la niña fue adolescente se acercó otra vez a ella hasta pudo ultrajarla en su casa, en ausencia de su nueva pareja.
Todo se conoció el 8 de agosto de 2011, cuando la chica tenía 17 años y le reveló gran parte de su padecimiento a un hermano y a su padrastro. Ambos llegaron a la casa del sospechoso para hablar con la chica, por un pedido de su abuela, a quien le habían llegado un llamado anónimo de un hombre que la puso al tanto de que la menor era ultrajada sexualmente por su papá.