Fue el hijo abogado de un metalúrgico jubilado de 82 años el que descubrió la maniobra cuando se interesó por saber cómo hacía para seguir conduciendo a pesar de su edad. El hombre le mostró enseguida el carnet de conducir que había conseguido, sin más trámite que ir hasta una casa de Rawson donde venden mercaderías y artículos de limpieza, dejarse hacer una foto por un hombre y pagar $4.000 más una propina de $50 a una señora. Y entonces el letrado se preocupó, porque a todas luces observó que esa licencia no era legal y le pidió a su padre ponerse en regla. El jubilado aseguró que él pensaba que era todo legal, que en el lugar al que fue (una casa en la Villa Nueva Esperanza, Rawson) atendían empleados de Emicar. Y tras la advertencia de su hijo fue hasta esa empresa, donde lo acompañaron a hacer la denuncia el pasado 28 de enero en la UFI de Delitos Especiales.

Luego de iniciar la investigación, el fiscal coordinador Adrián Riveros y el ayudante fiscal Adrián Elizondo, le cayeron encima a esa mujer, Norma Beatriz Pereira (49), que quedó presa el pasado viernes. Ayer, acorralada por la evidencia, Pereira admitió su participación en el delito de falsificación de instrumento público, agravado por ser un documento que habilita a circular. Y a través de sus defensores Manuel Giménez Puchol y Gisell Camenforte, acordó un juicio abreviado con Fiscalía, en el que aceptó recibir 3 años de prisión de ejecución condicional. El juez de Garantías Javier Figuerola aceptó esa salida y condenó a Pereira.

El caso sigue abierto, pues aún resta localizar a los eventuales cómplices de la condenada.