Un jornalero de Pocito aceptó que ultrajó sexualmente a su sobrino con retraso madurativo durante 3 años (entre los 12 y 15 años) y que con menor frecuencia también hizo lo mismo con otro vecino suyo, que tenía 11 años. Los violó mediante un engaño: los llevaba en su camioneta a buscar leña en campos cercanos a la zona de El Cerrillo, con la excusa de que se ganaran unos pesos, pero entonces buscaba lugares solitarios para darles el dinero a cambio de que lo tocaran, se dejaran tocar y accedieran a ser violados. En ambos los casos hubo amenazas para ocultar todo, dijeron fuentes judiciales.
Sin embargo, el terrible secreto estalló en agosto de 2011, cuando intentó la misma maniobra con un tercer niño, también de 11 años y pariente suyo, pues es hijo de un sobrino del acusado. Fue ese chico quien le contó a la psicóloga que visitaba por la separación de sus padres sobre aquella proposición de tocar y dejarse tocar a cambio de $50, de su negativa y de su escape a toda carrera del rancho donde pretendían someterlo.
La confesión del menor también incluyó el relato de lo que atravesaban los otros dos niños, y por eso fue que su mamá le avisó a las madres de los otros chicos y el caso llegó a la Policía. El sospechoso fue increpado y hasta golpeado por el papá de unos de los niños, hasta que un juez ordenó meterlo preso el 5 de agosto de 2011.
Dos años después y cercado por la evidencia, el changarín de 52 años (no identificado para preservar a las víctimas) se convenció de que lo mejor era evitar el desgaste de un juicio común y acordar un proceso abreviado con la fiscal Alicia Esquivel Puiggrós a través de su defensor José Luis Lavía. En ese acuerdo propuesto al juez José Atenágoras Vega (Sala II, Cámara Penal) el detenido acepta 10 años de cárcel por los delitos que le imputan, dijeron fuentes judiciales.
Ahora, el juez resolverá si acepta la propuesta de juicio abreviado y, de ser así, que castigo impone al detenido. Tiene una limitación: la pena no podrá ser mayor a la propuesta.