Las imágenes en video y las declaraciones (’contradictorias’, dicen) de la propia Celina Correa (20) sobre cómo sacó a una beba de Maternidad del Hospital Guillermo Rawson el miércoles de la semana pasada, no dejaron dudas sobre un punto clave en la investigación: no hubo ningún obstáculo para que esa estudiante con un supuesto cuadro de embarazo psicológico entrara y saliera como si nada (pese a las cámaras y los guardias) llevando en brazos a la recién nacida de Pamela Rodríguez (23), la pequeña Nicole Abigail.

En principio, la observación de los movimientos en Maternidad registrados por una docena de cámaras no había arrojado la presencia de Celina Correa. Sin embargo una segunda mirada a esos videos reveló que salió con la criatura en brazos alrededor de las 18.30 de aquel miércoles con algo similar a una chaqueta de enfermera. Y que partió previo a cruzar algunas palabras con una guardia de la firma “Hunter”, encargada de la seguridad privada de todo el hospital, dijeron fuentes policiales y judiciales.

Esas imágenes fueron parcialmente confirmadas por el relato que realizó ayer la propia Correa en la reconstrucción del hecho encabezada por el juez del caso, Maxiliano Blejman, acompañado de la fiscal María Teresa Ravetti y las nuevas defensoras que designó en reemplazo de César Jofré por diferencias en su estrategia defensiva, Carolina Pallero y Mariela Rojas.

En ese relato -dijeron- la joven detalló que subió por las escaleras hasta el segundo piso de la Maternidad en horario de visita. Que ante una guardia anunció que iba a ver a Pamela Rodríguez. Que luego de buscar el lugar finalmente dio con la habitación. Que recibió a la beba y se la llevó luego de avisarle a otra guardia que acababa su visita.

De todos modos, los investigadores aseguran que ese relato es contradictorio en varios puntos claves que dio en su declaración indagatoria. Y también con otras pruebas recolectadas en la investigación, como los dichos de sus propios familiares a quien le dijo que estaba embarazada o los de las propias víctimas, que niegan haber ofrecido a la criatura y ni siquiera conocer a la sospechosa.

Las contradicciones de la joven comenzaron cuando llegó con la beba a la casa de sus suegros diciendo que la acababa de parir, incluso manchó sus ropas con témpera roja para ser más creíble. Y repitió la versión ante sus padres, que la llevaron en el acto al Sanatorio Argentino, lugar en el que se desbarató por completo su mentira: allí descubrieron que nunca estuvo embarazada y que el bebé ya estaba vacunado y, que en su cordón umbilical, presentaba el tratamiento típico que les dan a los recién nacidos en un centro de salud.