La señora Ortiz regaba en uno de los hogares del Gobierno para niños en riesgo, apostado en Rawson, cuando uno de los cuatro chicos alojados en ese lugar llamó su atención: ‘tía vení a ver las fotos’, le dijo. Eran alrededor de las 20 de aquel 11 de enero del 2013, cuando la mujer se acercó hasta la habitación de la otra celadora, María Eugenia Fernández (28), que justo en ese momento veía las fotos en cuestión en su computadora. Lo que presenció, la sacudió: eran imágenes de los nenes desnudos o mostrando sus genitales, e incluso la propia Fernández sin ropa alguna. Al aviso a las autoridades de la Dirección de la Niñez, le siguió una denuncia penal. Y la investigación que siguió se encargó de complicar aún más a Fernández, pues en su celular y en su computadora tenía esas fotos y otras, con los niños tocándose, con vello púbico dibujado en sus zonas íntimas e incluso de nenes vestidos de nenas. Eso, sin contar las fotos y videos pornográficos.
En total fueron 8 chicos de entre 6 y 14 años los que habían atravesado esas sesiones fotográficas y otras conductas que en la Justicia fueron calificadas como corruptoras del sano sentido del sexo en esos menores.
Por eso el 15 de enero de aquel año Fernández quedó presa. Al intentar defenderse dijo que no sabía quién había sacado esas fotos, deslizando que pudieron ser los mismos niños. También negó haber bajado ese material a su computadora.
Sin embargo las pruebas en su contra fueron tan contundentes, que al llegar a juicio defendida por el defensor oficial Mario Vega, decidió que lo mejor era acordar abreviar el debate con el fiscal Gustavo Manini. Aceptó 19 años de cárcel por corrupción de menores agravada porque ella debía cuidarlos; por exhibirse obscenamente; y por hurtar un escritorio de ese hogar en el que trabajó solo un año.
La juez Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) aceptó ese acuerdo, pero ayer condenó a la mujer a 17 años de cárcel.

