Buenos Aires, TELAM-DyN
Otro dato vuelve a poner en la mira al entorno de Angeles Rawson (16). Una testigo declaró ayer que las llaves de la adolescente, que apareció estrangulada y maniatada el martes último en un basural de la CEAMSE, estaban en su casa del barrio porteño de Palermo cuando desapareció.
El testimonio, considerado clave para la fiscal Paula Asaro, se conoció poco antes de que comenzaran a declarar los familiares de la adolescente que hasta anoche continuaban prestando testimonio. Una de las hipótesis apunta hacia el entorno familiar: Ángeles tenía un medio hermano mayor -hijo de su madre, Jimena Aduriz y una primera pareja-; un hermano de sangre -hijo de Aduriz y Franklin Rawson-, y un hermanastro, hijo del primer matrimonio que tuvo Sergio Opatowski antes de quedar viudo. Y es que empezaron a surgir contradicciones a partir de las distintas versiones que surgieron de la propia familia.
Una de ellas es precisamente que, tras el hallazgo del cadáver, la familia dijo que la jovencita desapareció el lunes a la mañana tras salir de la clase de gimnasia. Sin embargo, los indicios parecen indicar que esa mañana volvió a su domicilio: el morral que llevó a gimnasia estaba en el departamento. Ahora se sumó el testimonio de la presidente de la Asociación de Víctimas de Violaciones (AVIVI), María Elena Leuzzi, quien declaró que el martes a la tarde fue a ver a la familia de la jovencita a su casa y que ahí vio unas llaves pertenecientes a Angeles. Lo supo porque el propio hermano se lo dijo. Esto también confirmaría que regresó a la vivienda. Por otro lado, confirmaron que no existieron llamadas salientes del celular de la víctima el día de su desaparición y a la vez que apareció otro testigo, un portero vecino, que relató que hace dos semanas había visto a Angeles de la mano con un chico de la misma edad.