El arzobispo Jorge Lozano (62), máxima autoridad de la Iglesia Católica en la provincia, y su hermano Gustavo (59) protagonizaron ayer un impresionante accidente vial en Jáchal que generó un enorme revuelo. Un revuelo que incluso movilizó al propio gobernador Sergio Uñac con el envío del helicóptero de la provincia para que trasladaran a los heridos hacia Capital y recibirlos en persona en el hangar de Pocito para interiorizarse sobre su estado de salud. Además, Uñac fue el primero en llevar tranquilidad sobre la salud de los heridos: “Lozano me dijo estoy muy bien Sergio, además lo vi bien”, dijo el mandatario.

La versión policial señala que monseñor Lozano guiaba un utilitario acompañado por su hermano y en un tramo recto perdió el control. En la fuerza creen que el religioso se quedó dormido y que allí el vehículo se cruzó de carril. En esa maniobra, Lozano se recuperó y volanteó, pero ahí el rodado mordió la banquina y se fue al bajo. Por ese lugar transitó unos 30 metros a los tumbos, saltó un alambrado y cayó ruedas arriba, destrozado. Milagrosamente, los hermanos no sufrieron heridas de gravedad gracias a que llevaban puestos los cinturones de seguridad.
 

En la Policía creen que el siniestro ocurrió porque el arzobispo pestañeó o se durmió

En la Seccional 21ra de Jáchal tomaron conocimiento del siniestro a las 14.30 de ayer. Una persona llamó desde Huaco (allí tuvo señal telefónica) alertando que en el kilómetro 143 de la ruta 150 había un tremendo accidente. Cuando los efectivos llegaron a la escena, se toparon con varios automovilistas asistiendo al arzobispo y a su hermano, quienes estaban bastante golpeados y con magullones, pero conscientes.

Aparentemente, los hermanos estuvieron en Valle Fértil y regresaban a Capital en un Peugeot Partner. El religioso, al parecer, conducía a elevada velocidad hacia el Sur por la ruta 150 y varios metros antes de una curva, ocurrió el siniestro, explicaron fuentes policiales. Los pesquisas creen que en ese tramo, Lozano pestañeó o se durmió. Luego, el utilitario invadió el carril contrario y el arzobispo volanteó y el rodado se fue de nuevo hacia la derecha. Al morder la banquina, el chofer no pudo hacer nada y el vehículo dio al menos tres tumbos antes de caer ruedas arriba tras el alambrado. 
Tras el vuelco, los hermanos fueron asistidos en Jáchal y luego derivados a Capital. En el medio, el arzobispo dijo a este diario: ‘Gracias a Dios, con Gustavo, mi hermano, estamos muy bien‘.