Tras la trágica muerte de Gisela Bazán (16) a manos de un guardiacárcel, quedó en el centro de la polémica la preparación que reciben los nuevos agentes penitenciarios en el manejo de todo tipo de armas de fuego dentro del Penal de Chimbas. En teoría, cada guardiacárcel recibe una preparación de unos 6 meses en diferentes materias y, por sobre todo, una instrucción intensiva de cómo manipular su pistola reglamentaria, tanto en servicio como en la calle. Por eso para los expertos, el homicidio del pasado lunes en el Lote Hogar 43, Chimbas, no debería haber ocurrido si el agente hubiera seguido un protocolo de seguridad, supuestamente, adquirido en la instrucción.
Tres días antes de la muerte de Gisela, hubo otro civil baleado también por un guardiacárcel por "accidente". Fue la madrugada del 1 de octubre pasado, cuando Jorge Loyola (33) recibió un tiro en la rodilla izquierda disparado por un penitenciario que hacía adicionales en una estación de servicio de Libertador y Balcarce, Santa Lucía, dijeron en la policía. De milagro no pasó algo peor, pero el hecho puso también el tema en la mira.
Básicamente, las personas que hacen el curso para ser un penitenciario reciben una instrucción en el Penal de 6 meses (al igual que para ser policía). Allí estudian varias materias: Derecho Civil, Penal, Código de Procedimientos, entre otras. Una de esas materias, y tal vez la más importante, es sobre la historia de las armas, su uso y manejo, tanto en el ámbito de servicio como en la calle y el hogar. Cada aspirante aprende a armar, desarmar y a disparar sus pistolas, incluso cómo manipularla en cualquier circunstancia, siguiendo a raja tabla un estricto protocolo de seguridad para evitar cualquier tipo de eventualidad (ver infografía), explicó un alto jefe policial, quien agregó que este procedimiento es universal para todas las fuerzas. Un armero explicó que la Ballester Molina 11.25 es de acción simple, es decir que para que se dispare debe estar martillada y el usuario debe poner el dedo en el gatillo.
Aquí es donde las críticas sobre la preparación y la idoneidad de los penitenciarios es cuestionada: "estos agentes si hubieran seguido el protocolo de seguridad, no estaríamos hablando de estos casos y menos de una muerte. Y en realidad no puede haber accidentes", afirmó el jefe policial.
Por otro lado, una fuente del servicio penitenciario explicó que "vamos a esperar que la justicia se expida sobre la muerte de la joven. Más allá de eso, nosotros confiamos en la instrucción que brindamos a los agentes y todos los que se han recibido y manejan armas es porque han aprobado todas las instancias del curso".
En el caso de Andrés Trigo, habría dicho que el disparo que dio muerte a Gisela Bazán fue producto de un accidente. Supuestamente se le escapó el disparo cuando guardaba la pistola. Sin embargo, esa es su versión, porque hasta el momento la causa es investigada como homicidio. De hecho, él está preso. La familia Bazán duda de su relato y hasta asegura que, por sus antecedentes violentos, Trigo no era apto para manejar un arma.

