Muy perverso. Esa primera impresión les dejó a los pesquisas el crimen con connotaciones sexuales de Marta Griselda Cardozo (pensionada, 64 años) ocurrido el sábado último en su casa de Santa María de Oro al 329 Norte, a una cuadra de la plaza de Desamparados, Capital. Y hasta ayer eran tan notoria esa impresión, que más de uno se remontó al conocido ‘Loco del Sifón’, Eduardo Adán Villavicencio (35) para encontrar un antecedente con tanta violencia y tanta saña. Entre enero y febrero de 2000, Villavicencio mató a dos hombres a golpes con un sifón de soda y violó a sus esposas, incluso con un desodorante y un control remoto; hoy está preso y se estima que podrá tener salidas transitorias en 2021.

En el caso de Marta, las marcas de la perversidad del asesino resultaron también muy llamativas: tenía una fractura en el cráneo y el rostro desfigurado a golpes (incluso con una botella), marcas de un ultraje sexual aparentemente cometido con algún objeto y no con un órgano sexual. Y las costillas fracturadas de tal forma, que ayer se pensaba que el delincuente se le subió al pecho y le saltó encima, indicaron fuentes policiales.

Esas particulares características del ataque parecen incluir una tercera variable hipotética al móvil del homicidio: el sábado se creía que podía ser una suerte de venganza por una deuda o tal vez un ataque para robar.

Pero la presencia de indicadores más propios de una tortura (al parecer se bebió dos sidras durante el ataque), llevan a varios pesquisas a creer que el homicida tuvo una carga de ira muy especial contra la víctima. Y que tal vez pudo cometer semejante ataque bajo los efectos de las drogas.

Marta era pensionada y atendía un kiosco para ayudarse a mantener. Había llegado de pequeña con sus padres de Buenos Aires y siempre se la vio sola.

Todo indica que el último sábado el ladrón rompió una ventana sin reja del frente de su casa. Y una vez adentro dio rienda suelta a sus perversos designios.

La presencia del sujeto pareció no pasar desapercibida. De hecho, una mujer dijo que llamó al 911 por un ruido que escuchó alrededor de las 5 y desistió porque no la atendieron. Ahora, un juez la citará para chequear la veracidad de ese relato.