Jonathan Flores (26) declaró ayer ante el juez de Instrucción Guillermo Adárvez que él no propinó la brutal golpiza que terminó con los días del bebé Alejandro Castro (1 año y 3 meses) el jueves pasado en la panadería abandonada que usurpaba con su familia, su hermano y la madre de la criatura en Villa del Carril, Capital. En su relato, dijo que quien acostumbraba a golpear a la criatura era su propia madre Johana Castro (22, ejerce la prostitución) y que la madrugada en que el bebé fue ultimado a trompadas, él y su hermano de 17 años, cuidaron de él hasta que llegó su progenitora y se lo llevó al hospital ya muerto, informó ayer el abogado defensor del joven, Gustavo De la Fuente.
Según el letrado, su cliente detalló que el miércoles a las 14 él se fue hasta el Hospital Rawson a ver a su mujer que había perdido su bebé. Y que en la casa quedaron uno de sus hijos, su hermano, la joven con la que éste había comenzado una relación en los últimos 15 días y su bebé. Después supo por su hermano que la joven también se fue de la casa entre las 18 y las 18.30.
También declaró que volvió entre las 2 y las 2.30 del jueves y que entonces vio al niño golpeado en el rostro. Que preguntó qué había pasado y le dijeron que su pequeño hijo tiró al bebé de la cama. Que vio con fiebre a la criatura y con su hermano le dieron un medicamento y lo cuidaron hasta que llegó la madre, entre las 7 y las 7.30, quien lo llevó al hospital ya muerto.
‘Mi cliente dijo que le habían dicho que la abuela paterna también golpeaba al niño. Y ahora vamos a pedir incorporar una testigo que asegura haber visto a la madre fumar marihuana y echarle el humo en la boca a la criatura’, dijo el abogado De la Fuente.
La versión de Flores no resultó creíble para los pesquisas, que igual esperarán los relatos de los otros imputados (la madre y el hermano de Flores, que declararían hoy) para comenzar a determinar quién pudo darle muerte esa mañana.
El niño murió por una hemorragia a causa de un desgarro de su hígado y tenía, además, tres fracturas, el intestino roto, el abdomen con hematomas y nudillos marcados en su rostro.

