Fidel Osvaldo Aranda cumplió ayer 30 años en el Penal de Chimbas, donde purga condena de casi 3 años por robo. Y seguramente no tuvo motivos para festejar, pues ya sabía que el juez de Instrucción Guillermo Adárvez, consideró acreditados los dichos de su expareja, que el 20 de diciembre del año pasado lo denunció, señalándolo como autor de aberrantes tratos, golpes, intentos por prenderle fuego y otras agresiones (dijo que la quemaba con cigarrillos o agua caliente) que muchas veces concluían en violaciones, indicaron fuentes judiciales. Aranda empezó a tener salidas transitorias de prisión desde febrero de 2019.

La mujer se retractó luego de denunciar, pero las pruebas confirmaron sus dichos

El juez coincidió con la fiscal del Cavig Claudia Salica, cuando calificó esos hechos como abuso sexual con acceso carnal, lesiones agravadas por la relación de pareja y amenazas, precisaron.

La mujer que tiene 31 años y cuatro hijos de otra relación, comentó que conoció a Aranda en diciembre de 2018 y que al otro mes se fue a convivir con él en la casa de sus padres en Rawson, donde en principio también estuvieron sus hijos. Fue en esa vivienda donde sufrió -según su relato- las agresiones de Aranda. Lo primero fue empezar a tratarla de "p..." apenas comenzó la convivencia, en enero, porque era "muy celoso", al punto de que en una ocasión atacó a golpes a un compañero de trabajo de ella.

En marzo, a esos denigrantes insultos se le sumaron golpes.

Uno de los hechos más graves ocurrió en agosto de 2020, cuando ella volvió de trabajar, se recostó y él la levantó de una patada en la espalda que obligó a internarla. Denunció, pero se retractó porque él le pidió perdón, aunque también aludió presiones de parientes de él. Se separaron, en octubre retomaron la relación y en diciembre volvió a atacarla noqueándola de una trompada en un cumpleaños, por celos, pero no lo denunció. Sin embargo el 11 de diciembre en la madrugada, volvió ebrio, la roció con alcohol e intentó prenderle fuego, situación que impidió un hijo de la mujer, que otra vez denunció y se arrepintió, pero ya Aranda estaba complicado.