Agustín José Matus (72) dormía con su familia cuando un vecino se metió a su casa y la avisó del humo y del fuego que invadían los pallets de madera y los tachos que compra y luego arregla para revender. Eran alrededor de las 6.20 de ayer. Y cuando Agustín salió a ver de qué se trataba fue sorprendido por el resplandor de las enormes llamas en el ingreso a su propiedad. Ahí comprendió que el incendio no sólo destruía los materiales de trabajo con los que se gana la vida desde hace unos 10 años: también avanzaba implacable sobre el acoplado que hace cuatro años le dejó un amigo porque no tenía dónde guardarlo.

Una dotación de bomberos de Rawson fue la primera en atacar el foco del problema. Pero como las llamas habían cortado parte del tendido eléctrico de media tensión dejando sin electricidad a una casa vecina, y amenazaban con propagarse a otras propiedades, fue necesario el apoyo a otra dotación del cuartel central de la fuerza.

Cuando el siniestro fue controlado, cerca de las 8 de ayer, al dueño del lugar y a los bomberos les quedó la sospecha clara: alguien había iniciado el fuego en forma intencional en una de las esquinas del predio, justamente la más cercana a la calle, la General Mosconi (o lateral Oeste de Circunvalación), unos 100 metros al Norte del cruce con Progreso, en Rawson.

¿Por qué las sospechas? Básicamente porque los cables se cortaron por las llamas y había electricidad antes y durante el incendio, es decir que no se inició por un cortocircuito, dijeron fuentes de la investigación. Además, en el lugar no había restos de fuego u otra cosa que pudiera generar fuego, precisaron.

"Seguro que alguien le prendió fuego… Es la envidia de la gente", alcanzó a decir ayer temprano el dueño del lugar, quien calculó entre $5.000 y $8.000 los daños en sus tachos y pallets (perdió al menos 500, cada uno ronda los $10) y en por lo menos 15.000 las pérdidas provocadas en el acoplado de ese amigo que, justamente, había vuelto hace unos días a decirle que ya se lo iba a llevar, dijo ayer Matus.