"Yo en ningún momento he mentido, voy a decir la verdad porque necesito que esto se termine. ¿Que me violó? Sí, me violó. ¿Que me pegó? Sí, me pegó. ¿Que me amenazó? Sí. ¿Si alguna vez me quiso introducir algo por la vagina? Sí, lo hizo". Eso declaró en el juicio la mujer golpeada, amenazada y violada por su esposo, hoy condenado a 10 años de cárcel.
Fuentes del Ministerio Público Fiscal (MPF) dijeron que fue un relato coherente y sin fisuras, distinto a lo que anteriormente había experimentado esa mujer, teniendo en cuenta que en varias instancias había expresado su deseo de que su esposo zafara en la causa, como pasó en una anterior gracias a que ella lo encubría, explicaron los voceros.
Había molestia en el MPF por el caso de esta mujer de 49 años, víctima de violencia de género, que a toda costa quería que su esposo zafara en la causa que le abrieron por amenazarla, golpearla y violarla en el domicilio que compartían en Sarmiento.
En Fiscalía siempre sostuvieron que la víctima estaba inmersa en un "círculo de violencia muy profundo" y que era influenciada por el acusado, quien incluso cuando ya estaba detenido en el Penal de Chimbas se las arreglaba para dominarla.
"Hay una evidente comunicación con ella a fin de que se retracte o levante la denuncia", había dicho en enero de este año el fiscal Juan Manuel Gálvez (UFI Cavig), a caso el que más enojo tenía. Es que hacía muy poco ya había atravesado una situación idéntica con la misma mujer, que en diciembre de 2021 había denunciado que el mismo hombre la había violado, pero meses después, "a último momento", le afirmó al fiscal que iba a "desmentir todo". Según Gálvez, la denunciante le dijo en la cara que iba a mentir, incluso riéndosele, luego de varios meses en los que Fiscalía había trabajado arduamente en la recolección de pruebas y en el proceso judicial. El fiscal aseguró que le explicó que podían abrirle una causa por falso testimonio, a lo que ella le respondió que no le importaba porque se había asesorado con una abogada que le dijo que no iba presa.
Lo concreto es que el sujeto terminó sobreseído en esa causa por pedido de Fiscalía, teniendo en cuenta que no tenía mucho significado seguir con la acusación a sabiendas de que, en caso de llegar a juicio, la denunciante podía declarar que había consentido las relaciones y así se caía la teoría fiscal, sumado a que existían chats posteriores a la presunta violación en los que ambos se enviaban mensajes de cariño y de alto contenido sexual.
Sin embargo, en el MPF pusieron todos los cañones en esta nueva causa que hoy terminó en condena, abierta el pasado 6 de noviembre, día en el que la mujer llegó a Cavig "con un ojo prácticamente colgando". Esa y otras lesiones ese día fueron constatadas por un médico legista, por lo que Fiscalía tuvo de dónde agarrarse para continuar con el proceso, pese a que durante la etapa de investigación la mujer otra vez pretendió desligar a la pareja.
Según fuentes judiciales, la víctima se presentó el 7 de diciembre -es decir un mes después de hacer la denuncia- en la UFI Cavig, con una especie de acta testimonial en la que dejaba constancia de que "al pasar el tiempo estuve viendo el proceso judicial y le afectó mucho a mi pareja, es por eso que estoy viviendo con mi hijo en muy malas condiciones y por tal motivo no quiero seguir con la denuncia penal". En tanto que el 20 de diciembre rechazó ser evaluada, bajo su postura de no colaborar con la Justicia, poniendo en crisis el proceso.
En el MPF revelaron que la mujer llegó a hablar hasta con la defensa de su esposo, algo que no corresponde, para preguntar cómo podía hacer para que salga de la cárcel.
Pese a todo, el fiscal pudo probar que el imputado fue atrapado in fraganti el 5 de noviembre del año pasado. A las 3 de la mañana la pareja, casada hacía un año, se encontraba sola en su casa de Colonia Fiscal, Sarmiento. El hombre, presuntamente en estado de ebriedad, comenzó a hacerle una escena de celos y en un momento intentó sacarle el celular, por lo que la mujer empezó a correr alrededor de la mesa y luego salió de la vivienda. En el expediente consta que el acusado la siguió, la tomó del pelo, la tiró al piso, le dio piñas en el rostro y el resto del cuerpo y con sus dedos pulgares le apretó el cuello, cortándole la respiración para que no gritara. Luego la arrastró hasta el interior, donde en la oscuridad continuó golpeándola, incluso con un machete con el que le hizo sangrar la cabeza, mientras le decía "si vos me denunciás te mato y me mato yo después, porque yo preso no voy a ir". Según la acusación, cuando el hombre prendió la luz vio a su esposa sangrando e irónicamente le dijo "oh gorda, vamos a tener que llamar al 911, te han asaltado". Luego le llamó a una hija de ella para decirle que la habían golpeado en un asalto en la parada del colectivo y después hizo lo mismo con el 911, acercándole el machete para que dijera a la Policía esa versión. Como el operador le comunicó que iban a enviar un móvil, el denunciado decidió salir con ella hacia el campo, donde quiso tener sexo, pero ella se negó. Después de eso, cerca de las 8 de la mañana, regresaron a la casa y la víctima entró al baño, donde anteriormente había escondido su celular, con el que le envió a su hija un mensaje pidiendo ayuda. Luego se acostó, su esposo volvió a pedirle sexo y ella volvió a decirle que no, pero le sacó el pantalón y la penetró, consta en la denuncia. Mientras eso pasaba llegó la Policía, pero el sujeto le tapó la boca y los efectivos se marcharon, creyendo que no había nadie. Horas después, siendo las 13 y aprovechando que el esposo se había dormido, la mujer envió otro mensaje solicitando ayuda, esta vez a un hijo, que aproximadamente una hora después llegó, ingresó junto a otro familiar y encontró a su madre desvanecida. La mujer fue trasladada al Hospital Rawson, mientras que el agresor ese día fue detenido.
En la instancia de juicio, la víctima cambió su postura que mantenía para favorecer al hombre, y se animó a contar su verdad: "Yo en ningún momento he mentido, voy a decir la verdad porque necesito que esto se termine. ¿Que me violó? Sí, me violó. ¿Que me pegó? Sí, me pegó. ¿Que me amenazó? Sí. ¿Si alguna vez me quiso introducir algo por la vagina? Sí, lo hizo".
El imputado fue condenado a 10 años de cárcel por los jueces Alberto Caballero, Andrés Abelín Cottonaro y Federico Rodríguez. Fiscalía buscaba 25 años y la Defensa la absolución.