No fue un golpe al voleo. Hubo inteligencia para recabar datos (¿quizá un entregador?); el recurso de una supuesta embarazada para aflojar cualquier resistencia. Y una aceitada coordinación para cometer el violento asalto, con armas, en pleno mediodía y en una casa céntrica, en la que redujeron a una anciana, a su hijo y a una empleada de 17 años antes de huir con un botín para nada despreciable: 4.400 dólares (unos 17.474 pesos), 7.000 pesos, joyas, bijouterí y dos celulares, dijeron fuentes policiales.

Todo comenzó alrededor de las 11,45 cuando Aldegonda Veroni viuda de Zini (oriunda de Italia, 75 años) caminaba al Este por una vereda de la calle 9 de Julio, cerca de Alem, Capital. Según la policía, la anciana volvía de hacer una compra cuando vio a una mujer de unos 35 años y supuestamente embarazada, que bajaba de un vehículo y la saludaba cordialmente. Tras el saludo inicial, la desconocida explicó que conocía a uno de sus hijos (lo nombró) y necesitaba devolverle un dinero que, lógicamente, no estaba dispuesta a dárselo en la calle.

Y el plan resultó. Luego de ese breve encuentro ambas mujeres enfilaron hacia la casa de la anciana ubicada a escasa distancia: por Alem, metros al Norte de 9 de Julio. Pero cuando la anciana mujer abrió, comenzaron los problemas: detrás de la supuesta embarazada entraron tres sujetos (al menos uno armado) que preguntaron cómo estaba de salud a otro hijo de la mujer, Alfonso (48) antes de atacarlo a golpes de puño (lo hirieron en la boca) para que revelara dónde tenía el dinero, dijeron, fuentes policiales.

La misma maniobra usaron con la anciana, a quien tomaron del cuello y amenazaron hasta que finalmente consiguieron la revelación: plata, pesos y dólares, estaban escondidos en el baño. Luego de conseguir el dinero, algunas joyas, bijouterí y dos celulares, los ladrones maniataron con precintos a sus víctimas dejándolas distintos lugares de su casa: el comedor, un baño y el dormitorio.

Ayer, policías de la Seccional 1ra. y Robos y Hurtos de la Brigada de Investigaciones, se abocaron a buscar pistas que los lleven a los delincuentes. Por lo bajo, más de un pesquisa manifestó sus sospechas sobre la existencia de algún posible entregador que hubiera facilitado los datos claves para poder perpetrar el asalto.