María Eugenia Bazán estaba recostada con su pequeño bebé cuando la sobresaltó el repentino aviso de uno de sus tres hijos restantes por un incendio en una habitación. Lo que no imaginó la mujer era que al abrir la puerta de ese dormitorio se toparía con grandes llamaradas. La sorpresa se la llevó también su marido, Gustavo Lopardo, que justo volvía de un trámite y abría las puertas del negocio ubicado en la parte delantera de la misma vivienda. El comerciante tomó en el acto el matafuego de su comercio, pero sus intentos resultaron inútiles. La única salida que quedó entonces fue ponerse a salvo.

Minutos después, personal de Bomberos de la Policía y otra autobomba de los voluntarios de Chimbas, se complementaban para evitar que esas llamas terminaran por destruir la casa en su totalidad y, a su vez, se propagara hacia viviendas vecinas.

‘Fue una desgracia. Estamos casi seguros de que fue el nene de 3 años que jugaba con fósforos. Pero lo bueno es que estamos bien, es lo único que le puedo decir’, dijo ayer María Eugenia Bazán, shockeada por las consecuencias de la travesura de uno de sus pequeños.

Todo pasó alrededor de las 18.30 en una vivienda ubicada en Scalabrini Ortiz al 1.086 Norte, frente al Híper Libertad, en Capital.

Según los habitantes de esa vivienda, perdieron todo en el dormitorio donde se inició el siniestro y también lo que había en una cocina comedor, aunque ayer no podían especificar con precisión los daños porque el calor y el hollín afectaron toda la casa y gran parte de la mercadería del almacén familiar.

Camas, ropa, calzado, dos televisores, un reproductor de DVD, mesas, sillas y otros muebles sucumbieron ante las llamas.