La complicada relación entre el anciano y el técnico en celulares había comenzado dos meses atrás, cuando lo contactó para que le arreglara su teléfono celular. Desde entonces y hasta el martes en la noche, ese hombre se vio envuelto en al menos tres hechos delictivos que lo tuvieron como víctima. En todos los casos recibió llamados telefónicos y la inmediata visita del reparador de teléfonos que se ofrecía ‘ayudarlo’, dijeron en la Policía.
Así, le entregó por primera vez $400 para supuestos gastos administrativos de la notebook que había ganado en una promoción y nunca vio. Otra vez le dio unos $1.000 para que mediara con los delincuentes que decían tener secuestrado a su hijo. Y el martes lo contactaron para exigirle $1.500 a cambio de no denunciarlo por abuso sexual, y otra vez el reparador telefónico se apareció para ‘ayudarlo a no tener más problemas’, dijeron. Fue justamente por la insistencia de Emilio Mereles (83 años) en pedirle $1.500 a su hijo Alberto, que se destapó la compleja trama que tenía entrampado al anciano.
Según la Policía, Alberto indagó y descubrió para qué pedían esa plata. En el acto llamó al 911 y a las 21,30 del martes, policías de la Motorizada I apresaron al supuesto mediador, Gustavo Andrés Bustos (41, reparador de teléfonos) y a Aldo Francisco Quiroga (23) cerca de la casa del anciano en el barrio San Martín, Capital. En la Policía, sospechan que cometieron fraude y extorsión.

