El cura Walter Andrés Bustos (46) es juzgado por presuntos abusos sexuales contra dos sobrinos, quienes -según la acusación- empezaron a sufrir problemas de salud y psíquicos a causa de los ataques de su tío.

En el expediente consta que el menor de ellos tuvo consecuencias dañosas en su psiquis y cuerpo, ya que las pericias psicológicas practicadas revelaron que presenta sentimientos de agobio, depresión y un estado de constante tristeza. Además, tuvo afecciones psicosomáticas que hicieron eclosión en su organismo, lo que derivó en una diabetes emocional.

En los informes también consta que a raíz de los abusos tuvo un deterioro en el desempeño intelectual, evidenciado en su rendimiento académico.

Por su parte, las psicólogas que entrevistaron a su hermano mayor también encontraron en él indicadores emocionales propios de quienes sufren abusos, tales como intensas crisis de angustia, malestar intrapsíquico, incremento de mecanimos defensivos y fuertes sentimientos de culpa.

Según la acusación, los actos de Bustos provocaron un grave daño en la salud mental de las víctimas.

SIGUE EL JUICIO

Este miércoles se retomó el juicio tras el cuarto intermedio dispuesto el martes por el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino (Sala I, Cámara Penal). Ese día la defensora del imputado, Sandra Leveque, solicitó la nulidad del proceso, argumentando que el Ministerio Público Fiscal había excluido algunas pruebas, como audios y fotos del celular de Bustos. La fiscal Torres se opuso a ese planteo, brindando explicaciones y sus argumentos.

Bustos llegó a pasar 1 año y 5 meses detenido. Al debatre llegó en libertad

Hoy el juez rechazó lo peticionado por la defensa y ordenó la continuidad del proceso, que siguió con la declaración de los primeros testigos.

El primero en ingresar a la sala fue el padre de las víctimas, excuñado de Bustos, que fue quien radicó la denuncia, allá por agosto de 2017.

En tanto, el cura hoy se abstuvo y no declaró.

LOS HECHOS

Según fuentes judiciales, las presuntas víctimas son dos hermanos que son sobrinos de Bustos.

La acusación indica que al menor de ellos lo abusó por primera vez cuando el niño tenía 11 años, aunque no se descartan otros ataques con anterioridad. Fue en enero de 2015, en San Luis, donde la familia había ido a un cumpleaños de 15. Ambos compartieron habitación y esa situación fue aprovechada por el cura, quien presuntamente le apoyó el miembro en una pierna del menor, mientras con las manos le tocaba el pecho y los glúteos y mientras le decía que, si quería, "lo podían hacer", en referencia a tener relaciones sexuales.

Esa vez el menor se lo sacó de encima, a lo que el sacerdote le pidió que no le dijera nada a nadie, consta en el expediente.

Luego hubo otro episodio similar, en el que Bustos, además de volver a tocarlo y apoyarle sus genitales, intentó bajarle el short y lo besó cerca de los labios y en el cuello, mientras le pedía "lo hagamos".

Otro acto abusivo, ya cuando el menor tenía 13 años, fue en Valle Fértil, en la casa parroquial donde vivía Bustos. El niño fue con su familia a festejar Año Nuevo (2017), y mientras dormía, el sacerdote lo abrazó con fuerza, le afirmó su pene en las piernas y le tocaba las tetillas y glúteos, otra vez ofreciéndole "hacer el amor".

Un mes después, en febrero de 2017 y en la misma casa parroquial, su tío lo despertó, se bajó los pantalones y le pidió que lo tocara, consta en la denuncia. Tales acto le provocaron una diabetes emocional, deterioro en el desempeño intelectual y otros problemas.

El hermano de ese niño, cuatro años mayor,  quien contó que cuando tenía 17 años (febrero de 2015 o 2016) y estaba en la casa de sus abuelos, Bustos fue a su cama, se sentó al lado y empezó a acariciarle el pecho y las tetillas. Al despertarse, el cura le dijo "no me des bola, dejate llevar…., y lo besó", dice el expediente. El chico en ese momento se lo sacó de encima y se fue al baño, pero cuando volvió, Bustos repitió los tocamientos.

Otro hecho relatado por ese menor fue a mediados de 2018, cuando en esa misma casa su tío, esta vez en estado de ebriedad, se acostó en un colchón y, a la vista de su sobrino, se masturbó.

En tanto que en otra oportunidad, según la denuncia, afirmó su pene en la rodilla del joven.