El misterio empezó exactamente el 25 de noviembre pasado. El cadáver de una chica apareció colgado de un árbol en las afueras de Vallecito. El interrogante fue saber quién era, pero ese mismo día también surgió otro enigma acerca de una joven caucetera desaparecida en la misma zona dos semanas atrás. Para algunos policías, se trataba de la misma persona, pero el estado de descomposición del cuerpo no permitió confirmarlo ni descartarlo y la intriga quedó abierta. Lo increíble es que pasaron cuatro meses y la historia sigue igual: un cadáver en la morgue sin identificar y una familia que busca a su hija desaparecida.

La cuestión es muy sencilla. Mientras no identifiquen a esa chica fallecida, existe la presunción de que se trate de Valeria del Valle Cearez -la desaparecida-, pero paradójicamente también está la posibilidad de que no sea ella y por tanto que la joven pueda estar viva en algún lugar. El problema es que el caso no avanza en ninguna dirección. Desde hace meses que el juez de instrucción Leopoldo Zavalla Pringles debía ordenar una prueba de ADN y todavía no le toman la muestra de sangre a Irma Lozada, la madre de Valeria, para cotejar su perfil genético. Y lo peor es que están como al principio, nadie reclama el cadáver de esa joven NN que está en la morgue y tampoco hay datos sobre el paradero de la caucetera de 22 años denunciada como perdida.

La tarde del 25 de noviembre pasado, los policías de la Seccional 9na. encontraron el cadáver cerca de Vallecito. Tenía una cuerda anudada al cuello y estaba colgada de un árbol. Llevaba algo de 10 días de fallecida, dijeron. Estimaron que media cerca de 1,70 metros de altura, de contextura física mediana, de tez blanca y cabello castaño claro. Vestía minifalda de jeans celeste, musculosa negra y zapatillas blancas.

Cuando los policías empezaron a averiguar sobre las personas desaparecidas, se enteraron que la joven Valeria del Valle Cearez, quien vivía y trabajaba en Vallecito, estaba perdida desde aproximadamente el 12 de ese mes. Curiosamente, su concubino Jesús Yacanto Mercado (36), no había denunciado su desaparición.

Ciertos rasgos de esa joven hacían pensar que podía ser la fallecida, pero su madre y después su pareja no la reconocieron en la morgue. "Para mí no era ella. No era ella. Mi hija no tenía esa ropa", comentó Irma Lozada, quien contó que Valeria convivía hace meses con Yacanto Mercado, quien era separado. La chica estaba viviendo en Vallecito con su pareja; mientras que su familia es del Bº Niquizanga, de Caucete.

Madre e hija habían estado distanciadas, pero después se reencontraron. La última vez que Irma vio a Valeria fue el 5 de noviembre. Quedó en volver el día 19, pero no regresó, dijo. El 25 de noviembre, la policía buscó a Lozada para que fuera a ver si esa chica muerta era su hija. Lozada no reconoció el cadáver ni la ropa que vestía.

Es todo un misterio la desaparición de Valeria, dado que su concubino no aportó muchos datos y despertó sospechas, al punto que la policía lo tuvo preso toda una tarde. Lo cierto es que Valeria no aparece y no se sabe si está viva o es realmente esa chica que encontraron ahorcada en Vallecito. Lo que sí está claro es que el médico forense Alejandro Yesurón llegó a la conclusión que la joven que figura como NN murió por un suicidio, pero el enigma continúa entorno a su identidad y también por Valeria, que no aparece.