Eran las 12.50 de ayer. A esa hora, Diego Salinas, un albañil de 32 años, salía de trabajar en la obra de construcción del estadio del Bicentenario, emplazado sobre ruta 40, entre calles 6 y 7, Pocito. Estaba esperando el paso de los vehículos para enfilar hacia el Sur, pero cuando miró hacia el Norte y vio algo que no olvidaría jamás: un BMW que iba al Sur y que invadió bruscamente el carril contrario. En segundos, ese obrero se convirtió en testigo de una escena tremenda. El conductor logró dominar el rodado. A medias, porque se cruzó de nuevo hacia el otro costado de la ruta y se fue al bajo. Allí, el auto recorrió varios metros y comenzó a dar tumbos. En esas descontroladas maniobras, sus cuatro ocupantes sanjuaninos salieron despedidos del coche importado. Tres chicas y un joven, aseguró Salinas. Finalmente, cuando la polvareda se disipó, dos de las jovencitas yacían sin vida a un costado del vehículo, mientras que la otra ocupante y el conductor fueron trasladados al hospital Rawson, donde quedaron internados con politraumatismo, dijeron en la policía. Aparentemente, ninguno de los pasajeros llevaba el cinturón de seguridad puesto.

Según fuentes policiales, quien conducía ese BMW 328 por ruta 40, era Germán González (26 años) y a su lado estaba Natalia Ávila (18 años, promotora). En el asiento trasero viajaban Tatiana Casares (19 años, ex promotora, empleada de comercio, con domicilio en Chimbas) y Carolina Tejada (18 años, promotora, vivía en Rivadavia), dijeron las fuentes. Estas últimas jóvenes fueron las que perdieron la vida.

Un allegado a las víctimas contó que Tejada y Ávila trabajaban en la misma agencia de modelos y habían terminado cerca de las 11:30 de hacer una promoción en el centro. Después se juntaron con Casares y con González y, supuestamente, los cuatro viajaban rumbo a Mendoza. Pero unos 400 metros al Sur de calle 6, la tragedia truncó el viaje.

Cuando el BMW pasó ese cruce, el chofer perdió el control de golpe y se cruzó al carril contrario. Por fortuna no circulaba nadie por esa arteria. Una de las hipótesis que manejaban los pesquisas es que el muchacho pudo haberse distraído porque mandaba un mensaje de texto desde su celular. La otra, que se durmió o cabeceó, señaló un jefe policial.

Lo cierto es que en un intento desesperado por controlar el coche, el joven volanteó y el rodado se fue hacia la banquina del costado Oeste. Allí el vehículo se puso de lado y recorrió unos 100 metros dando tumbos. Unos 7, dijo la policía. En esas volteretas, los jóvenes fueron despedidos porque, al parecer, no llevaban el cinturón, comentó un uniformado.

Diego Salinas y otras personas fueron los primeros en llegar y en comprobar que Casares había fallecido en el acto. Tejada quedó unos minutos tendida, moribunda, pero finalmente también murió en el lugar, explicaron. Los otros dos jóvenes fueron trasladados al hospital, donde los asistieron por unos golpes menores, informaron fuentes policiales.