La moto quedó debajo del colectivo y todo terminó de la peor manera para los dos obreros.

Dos hermanos que se dirigían al trabajo en moto chocaron con un colectivo en Rawson y el resultado fue trágico: el mayor de ellos murió en el lugar y el otro perdió la vida más tarde en el hospital. Las víctimas fueron identificadas como Francisco Gabriel "Javier" (40) y Alexis Daniel Quevedo (28), ambos obreros que trabajaban en la empresa Mapal, dijeron fuentes policiales. La doble desgracia ocurrió a eso de las 7.40 de ayer, en el cruce de Quiroz y España, en Villa Krause.

Francisco Quevedo, el mayor. Tenía 3 hijos de 15, 11 y 4 años.


"Antes de que saliera estuve con él. Yo le contaba que había pasado la noche mal, me sentía mal, no sé por qué. Él me decía: "¿Pero estás bien ahora?" Yo le dije que sí, que le fuera bien y salió", contó entre lágrimas Elena Fernández, la esposa del mayor de los Quevedo, con quien tuvo 3 hijos de 15, 11 y 4 años.

Dolor y llanto. Elena, esposa de la víctima mayor, no encontraba consuelo.


Como lo hacían casi todos los días para ir a trabajar a un barrio que Mapal está construyendo en Rawson, Alexis (domiciliado en el Asentamiento Evita, en La Bebida, Rivadavia) fue hasta la casa de su hermano mayor, en el Barrio Los Penitentes, en el mismo departamento. Desde allí, con los cascos puestos, partieron juntos en la moto Corven 150 cc de Francisco.

Pero en el camino los cruzó la tragedia: cuando circulaban por Quiroz rumbo al Este, chocaron con el colectivo interno 55 de la línea 44 de la empresa Mayo, que lo hacía en dirección al Norte por España, guiado por el pocitano Matías Poblete (32).


Según fuentes policiales, el conductor de la moto aparentemente se confió en que le daba tiempo de cruzar, pero evidentemente calculó mal y terminaron impactando.

Alexis Quevedo, el menor. También era papá, de 4 chicos.


El que en un principio la sacó peor fue el mayor de los Quevedo, quien quedó abajo del micro y falleció prácticamente en el acto. Alexis en cambio fue trasladado con vida al Hospital Rawson, pero terminó corriendo la misma suerte en la tarde de ayer, cerca de las 19,30. Este último vivía con su pareja y cuatro chicos, de 10, 6, 5 y 2 años.

"¿Por qué me dejó? ¿Por qué? ¿Por qué a mí?", lloraba a los gritos ayer la esposa de Francisco, quien cerca del mediodía todavía no se animaba a contarles a sus chicos. Un juez debe resolver la situación del colectivero.