‘Tuvieron un Dios aparte. Por cómo quedó el auto, los chicos volvieron a vivir’, decía María Olaya. La mujer no exageraba. Su hijo y su amigo se salvaron ayer en la madrugada en un choque que pudo costarles sus vidas. Es que el auto en el que viajaban perdió la dirección y se fueron de lleno contra un viejo vehículo estacionado. Tan impresionante fue el golpe que los dos rodados acabaron destrozados en la puerta del Club Peñarol, en Chimbas, y minutos más tarde los jóvenes tuvieron que ser rescatados de entre las chapas por los policías de la Seccional 17ma y Bomberos.


Como dicen en la calle, Ricardo Ramos (25) y Maximiliano Olivera (20) la sacaron ‘barata’. El primero de ellos, conductor del Renault Break siniestrado, sufrió fractura de cadera, una herida cortante en el cuero cabelludo, lesiones en el rostro y hematomas en distintas partes del cuerpo, pero estaba fuera de peligro, según su familia. El otro muchacho tenía diversos golpes, pero no revestían gravedad, explicaron sus parientes.


Los dos son vecinos del Lote Hogar 59, en Chimbas, y habían salido a divertirse ayer en la madrugada. Pasadas las 5, ambos volvían de Capital hacia Chimbas por calle Tucumán en esa Renault. Y a poco de pasar Benavídez, sufrieron el accidente. Algo le pasó a Ramos, que perdió el control de la Renault Break. Las huellas de frenada muestran que el vehículo se arrastró hacia la derecha, impactó a una Rastrojero en desuso y luego los vehículos terminaron en la vereda.