Llegó a la familia por medio de un tío de la víctima, una chica que entonces tenía 15 años. Era el año 2000. La aparición de Miguel Delgado Oyola (56) tenía el preciso motivo de resolver problemas de salud de la abuela de la jovencita, pero el sujeto aprovechó la ocasión para hacer su juego. Con sus prácticas de curandero, logró cautivar a la madre la niña, quien no tardó en separarse para irse a vivir con él. Pero el plan no paró ahí: en un momento, Delgado convenció a la mujer para que le permitiera realizar prácticas en el cuerpo de la adolescente, pues sólo a través de ella curaría los “males” de sus dos hijos varones. Cuando la mujer lo permitió, desplegó toda su perversidad: durante tres días (con un descanso de 7) frotaba los genitales de la víctima para obtener los fluidos que precisaba para “curar”. Como supuestamente el problema continuaba, le dijo a la mujer que debía introducirle una vela cubierta con un preservativo; así, la chica perdió su virginidad. En la última parte de la maniobra, Delgado Oyola directamente sometió a la niña. Y lo siguió haciendo durante 13 años en tres domicilios de Rawson y Pocito, tiempo en el que su madre fue desplazada como mujer de la casa y ella pasó a ser la concubina, en medio de una relación bastante conflictiva: era maltratada y aunque llegó a tener un hijo, fue obligada a hacerse por lo menos 3 abortos.

Pero como Delgado Oyola ve las personas como cosas para satisfacer sus deseos (los psicólogos dijeron además que es un psicópata perverso y manipulador), siguió con sus palizas, hasta que en diciembre de 2013 ella se fue a vivir con su papá. Días después él la convenció de volver, pero ni bien pisaron la casa la golpeó brutalmente y la joven otra vez escapó, aunque aquel día, el 9 de enero de 2014, lo denunció. Y terminó con 13 años de abusos, ya que días después, el sujeto quedaba preso.

Ayer, la jueza Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) condenó a Delgado Oyola a 19 años de cárcel por los repetidos ultrajes sexuales contra esa joven, hoy de 30 años. Así, aplicó la misma pena y por los mismos delitos que había solicitado el fiscal Gustavo Manini.

En su alegato, el defensor oficial Carlos Reiloba, cuestionó la prueba y pidió la absolución por el beneficio de la duda. El fallo no está firme.