Walter Luberchi, su esposa y sus tres chicos dormían en colchones tirados en el piso del comedor para aprovechar el aire acondicionado, cuando un fuerte estruendo seguido por trozos de ladrillos deslizándose cerca de las camas, los despertó bruscamente. Walter pensó que era un estallido en la heladera pegada a la ventana que da a la calle, pero no se detuvo a analizar mucho la situación: corrió en el acto con familia y todo hacia el fondo y cortó la electricidad. Segundos después la curiosidad lo mandó a la calle, y entonces descubrió una realidad muy distinta: los ladrillos habían estallado porque la vieja camioneta Toyota de su vecino gomero Carlos Brizuela, se había incrustado de cola contra su ventana.
Sin embargo ese sería el problema menor de una situación más grave. Porque la camioneta del vecino estaba estacionada en la vereda y había llegado hasta su casa luego de ser arrollada por otra, una Ford Ranger nueva, que a su paso también derribó un árbol, dañó y desplazó algunos centímetros a otra camioneta estacionada y, lo más grave, al final del descontrolado recorrido impactó contra una joven motociclista que circulaba en sentido contrario, lanzándola varios metros con moto y todo.
Esa mujer era Cintia Marcela Tejada, una joven 20 años con un año de antigüedad como agente de Policía, que al momento del violento impacto, a las 6.40 de ayer, circulaba en una moto Skygo 110cc rumbo a su trabajo, un puesto de prevención en calle España, al Norte del cruce con Valdivia, Capital. Según la Policía y voceros familiares, Cintia era la segunda de cuatro hermanos y vivía con su familia en el barrio La Estancia, en Chimbas. Era hija del cabo 1º de Policía José Tejada, y tenía muy buen concepto entre sus compañeros y jefes de la Fuerza. Sufrió lesiones tan graves que a poco de llegar al Hospital Rawson dejó de existir.
Todo pasó en calle Hipólito Yrigoyen (más conocida como San Miguel), unos 50 metros al Norte del cruce con Cabot, en la Villa Flora, Rivadavia. La joven policía iba hacia el Sur, en sentido contrario viajaba el conductor de la Ford Ranger, identificado como Amir Masud (22 años, oriundo de La Rioja) con otros tres jóvenes.
Según la Policía, Masud manejaba en estado de ebriedad y los propios policías de la Seccional 28va evitaron que fuera linchado por los vecinos, a quienes indignó que ‘sonriera’ luego del choque o ‘guiñara un ojo’, además de dar a entender que tenía contactos y saldría pronto del calabozo. Ese episodio terminó con la luneta rota del patrullero y con destrozos y el saqueo del estéreo y un GPS de la Ford Ranger. Masud ayer, seguía detenido.

