El "amante" de Hilda le había dado un nombre falso y al matarla usó dos cuchillos
Jorge Barahona, principal sospechoso, asesinó a la jubilada de 10 puñaladas. Así culminó una relación que llevaba apenas dos meses. ¿Tenía otras amantes?
Jorge Barahona, principal sospechoso, asesinó a la jubilada de 10 puñaladas. Así culminó una relación que llevaba apenas dos meses. ¿Tenía otras amantes?
Cuando Jorge Luis Barahona (43) se cruzó en el camino de la ama de casa jubilada Hilda Tobares (65), buscó encubrir su verdadera identidad con una maniobra un tanto contradictoria: le dijo que se llamaba Osvaldo (sin apellido), pero no le ocultó que trabajaba en una conocida pizzería. Había al menos una razón de peso para comportarse así: una relación formal de convivencia de por lo menos 12 años con una mujer de 56 años, con la que tenía problemas porque, al parecer, no era Hilda la única mujer que incluía en su agenda postrabajo nocturno, indicaron voceros de la investigación.
Lo que ayer no encajaba para los investigadores era la violentísima reacción que -se sospecha- lo llevó a matar a Hilda en su casa de la Villa Ramos, Chimbas, el viernes a la 1,30. La autopsia reveló que fue atacada a golpes (posiblemente de puño) en el rostro y que luego la encaró con un cuchillo tipo serrucho hasta quebrarle la hoja, para luego tomar otro cuchillo de mayores dimensiones y culminar su sangrienta y letal tarea de aniquilar a su "amante". Seis cuchillazos le clavó en la espalda, atravesándole el deshabillé que la mujer vestía, preparada para un nuevo encuentro sexual que, al parecer, no existió. El resto de los puntazos se habrían concretado con otro cuchillo y le destrozaron el cuello y parte del pecho. Uno de esos cuchillazos fue tan profundo que le cortó una de las arterias pulmonares y por poco no le salió por la espalda, indicaron.
Un televisor y un teléfono fue lo que le robaron a Hilda, pero ninguno de los dos aparatos fueron encontrados en poder de Barahona, que fue detenido alrededor de las 21 del viernes en su lugar de trabajo por policías de Homicidios con la orden del juez Guillermo Adárvez.
Hasta esa pizzería llegaron porque Hilda le había dicho a una amiga que "Osvaldo" trabajaba allí. Y andaba en un Fiat Mobi azul. La descripción del sujeto y el auto fue clave para vincular a Barahona, porque con un hombre en pleno escape y un auto así se topó la vecina que salió al escuchar los gritos de Hilda. Barahona, está complicado.
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