Libre, con exigencias. El bodeguero quedó libre por el vencimiento del plazo de prisión preventiva. Se mostró algo molesto cuando le detallaron las exigencias que debe cumplir.

"¿Voy a poder ir al banco?", preguntó el bodeguero de 63 años cuando supo que quedaba libre, ayer, por haber cumplido 2 años preso sin tener una sentencia. Su expresión sucedió cuando se mostró algo molesto por los requisitos que le impuso el juez Martín Heredia Zaldo (Cuarto Juzgado de Instrucción) mientras esté libre. Entre esas exigencias se destaca la prohibición de acercarse a menos de 800 metros de su expareja y a los tres hijos de esa mujer (uno de ellos hijo suyo también) que originaron su detención, pues se sospecha que abusó y corrompió sexualmente de esos niños.

Según fuentes judiciales, otras de las exigencias impuestos al bodeguero son presentarse en el juzgado los primeros días de cada mes, no ausentarse de la provincia o cambiar de domicilio sin previa notificación al juzgado.

Según los voceros, el juez consideró que no cabía prorrogar un año más el encierro preventivo del empresario, porque no se daban las condiciones de la ley 25.430 para justificar esa extensión, pues la causa no es compleja y tampoco son numerosos los delitos que le atribuyen.

Justamente son tres ilícitos que pesan sobre el empresario: el presunto abuso, la corrupción de los niños y haber coaccionado a uno de ellos.

Hasta ahora, esa grave calificación se mantiene en pie: la aplicó el primer juez del caso, Guillermo Adárvez, y la confirmó el tribunal de la Sala II de la Cámara Penal, el mismo que, luego, anuló el último tramo del caso (la elevación a juicio) y decidió que el caso cambie de juez.

Ahora el juez Heredia Zaldo deberá resolver ahora si mantiene o no la grave imputación contra el bodeguero, algo que su defensa, encabezada por Marcelo Fernández, piensa derribar pues ya pidieron calificar el caso como un simple abuso sexual, dijeron fuentes judiciales.

Una vez resuelto ese planteo, el caso podrá enfilar finalmente hacia el juicio.