La Policía buscaba ayer a dos sospechosos más de haber participado en el crimen, por supuesto encargo, del empresario y ex campeón sudamericano de patín carrera, Antonio González (55) ocurrido el último viernes sobre las 21 en la céntrica oficina de su inmobiliaria en avenida Libertador al 676 Oeste, en Capital. Con esos dos sujetos, ya son tres los sospechosos que están en la mira de los investigadores dirigidos por el juez José Atenágoras Vega (Cuarto Juzgado de Instrucción), dijeron fuentes policiales y judiciales. Todos fueron identificados, principalmente por el hijo de la víctima, Emanuel González (21) que forcejeó con el asesino y vio cómo le descerrajó tres disparos: uno en el tobillo derecho, otro en el muslo izquierdo, y el tercero y letal en la frente. Los pesquisas también buscan el automóvil en el que se fugaron los homicidas y estudian la vinculación de otro vehículo, cuya presencia fue revelada por las cámaras de seguridad apostadas en la zona.
El día después del homicidio, la familia de la víctima comenzó a hablar de un crimen por encargo ya que, en base al testimonio de Emanuel, supieron que los delincuentes en ningún momento dijeron que era un asalto y tampoco robaron nada, a pesar de que en la oficina de la víctima habían 3.000 pesos que le llevó un cliente de apellido López (estuvo en el momento del crimen pero no vio nada), precisamente la persona que llamó a González y lo obligó a salir de su casa en calle 8 y Tascheret rumbo al centro para realizar esa operación.
Los investigadores no descartan que los delincuentes hayan ido a buscar ese dinero y esa hipótesis les cierra con el perfil de los sospechosos que están en la mira. Uno de ellos es Leandro Jara (23) detenido el sábado pasado en el barrio Natania VIII, en Chimbas.
Sin embargo, la familia no cree que el crimen sea obra de delincuentes comunes que asaltaron al voleo y dan crédito a la versión de Emanuel, en la que el joven plantea que el asesino tuvo la oportunidad de matarlo a él también y no lo hizo. La principal sospecha de los íntimos de González es que el homicidio tendría relación con el conflicto económico y legal que mantenía con un empresario bonaerense por la cría de cerdos (algo resistido por la otra parte) que había encarado en una finca que alquiló para cultivar olivos.

