¿Quién era? ¿de dónde era? ¿qué hizo? ¿por qué lo mataron a tiros y después le prendieron fuego? ¿por qué tanta saña, tanta bronca?. Todos los interrogantes seguían abiertos ayer sobre el misterioso caso del hombre que el martes a las 16,30 apareció envuelto en llamas al lado de una calle en una zona rural de Caucete (casi en el límite con San Martín), luego de que al menos un homicida le disparara cinco tiros y le quitara la vida de manera alevosa con un balazo calibre 32 que perforó por la espalda y le atravesó el corazón, según reveló la autopsia.
Tanto es el misterio que ayer seguía sin ser identificado. Por eso hasta el mismo jefe de policía, Miguel González, se puso a la cabeza de las investigaciones complementadas básicamente entre la comisaría 9na. y la sección Homicidios.
Esas averiguaciones abarcan varios frentes: ayer se intentaba un trabajo pericial en las yemas de los dedos para ver si se pueden cotejar con las huellas registradas en la fuerza. Otro técnico en el destruido teléfono celular que portaba la víctima para saber si se puede rescatar el chip o un número especial del aparato (el IMEI).
También se realiza un búsqueda personal en obras en construcción y en grandes empresas por si falta algún obrero (la víctima tenía una güincha). Otra búsqueda más en los registros de denuncias sobre personas desaparecidas que ayer se hizo extensivo hasta el último año, porque los hombres denunciados como perdidos en un período de hasta 6 meses fueron encontrados.
Además, ya se contactaron a las policías limítrofes con la idea de que reporten algún desaparecido, dijeron fuentes policiales.
Dar con la identidad de la víctima, es clave para intentar averiguar quién y por qué lo liquidó de manera brutal.