Julio César Grassi, el sacerdote que creó la Fundación Felices Los Niños y condenado a 15 años de prisión por abusar de uno de los menores a los que debía proteger, empezó ayer, por primera vez, a cumplir la sentencia que le impusieran en 2009 y que fuera confirmada por otros dos tribunales superiores, informó la agencia DyN.
Grassi sólo estuvo detenido 30 días desde que se inició todo, en 2002, y hasta último momento trató de evitar la cárcel. Ayer, pidió al tribunal que lo dejara mantener su beneficio de libertad vigilada para cumplir con los pactos internacionales que buscan resocializar a los penados. Incluso, en un discurso muy vehemente y crítico, se preguntó si querían que fuera a ‘picar piedras‘ en vez de ‘ser útil‘ a la sociedad asistiendo a la fundación que creó.
Pero el Tribunal Oral en Criminal de Morón 1 rechazó sus pedidos de nulidad y apartarse por ‘parciales’, y luego resolvió, por unanimidad, meterlo preso para respetar la Constitución Nacional y el potencial peligro de fuga del sacerdote. Grassi quedó preso en la unidad penal 39 de Ituzaingó, en el oeste del Gran Buenos Aires, por la Diócesis de Morón a la que pertenece.
Al dar su opinión al tribunal, el fiscal Alejandro Varela, dijo vehemente: ‘siento vergüenza ante la sociedad de que continúe libre quien cometió los delitos por los que está condenado. Siento vergüenza porque estábamos dando un mensaje de que hay miedo de meterlo preso. Si hasta se lo ha dejado vivir enfrente de donde cometió los hechos‘. También sostuvo que si no quedaba preso ayer, tendrían razón quienes piensan que la justicia es para los pobres que no tienen plata. Y agregó: ‘el imputado no soporta la autoridad’, remarcó.
Argumentos similares, apuntados al riesgo de fuga, sumó el abogado Sergio Piris -representante de ’Gabriel’- acusando a Grassi de manejarse como un actor de Hollywood durante el juicio y aseverando que lo protegían ‘empresarios amigos, sectores de la Iglesia‘ y hasta un operador del sistema judicial.

