El sacerdote Walter Bustos (41) seguirá preso en el Penal de Chimbas. Y allí seguirá hasta el juicio si un tribunal superior confirma el procesamiento.

La investigación para determinar si el sacerdote Walter Bustos (41) había abusado sexualmente de tres hermanos lo dejó en una situación muy complicada y aún más escandalosa. Porque luego de recabar y analizar las pruebas del caso, el juez Guillermo Adárvez (Tercer Juzgado de Instrucción) no sólo dio por acreditados los delitos sexuales, sino que dejó al descubierto otras facetas de la personalidad del religioso que no lo dejan bien parado. Según el expediente, era asiduo consumidor de pornografía gay (lo descubrieron en su teléfono) y acometía contra sus víctimas en habituales borracheras -según testigos-.

Además, los psicólogos que actuaron como peritos oficiales fueron lapidarios con el diagnóstico de su conducta. Dijeron que "presenta estructura de personalidad con rasgos narcisistas, entre los que sobresale cierto egocentrismo, soberbia, de los que presenta cierta conciencia parcial de los mismos. También una marcada omnipotencia que se evidencia en distintos momentos del proceso, tales como sentirse elegido, deseado, querido", según el informe.

La defensa había cuestionado las pruebas contra el cura. Ahora, anticipó que apelará.

Estas pruebas fueron claves en el procesamiento con prisión preventiva y el embargo de 1 millón de pesos que dictó el magistrado contra el sacerdote, con destino en la parroquia de Angaco cuando lo denunciaron, el 28 de agosto pasado.

Esa vez, quedó en la mira porque un chico de 15 años había acometido contra una primita de una manera tan inusual, que cuando le preguntaron por qué lo hacía no dudó en explicar que era lo mismo que le hizo el sacerdote desde los 11 años. Pero no todo quedó ahí, porque sus hermanos mayores, de 21 y 24, también dijeron haber sido sometidos a situaciones de claro tinte sexual por el religioso.

Ahora, el juez consideró probado que contra los tres hermanos cometió abusos sexuales gravemente ultrajantes, agravados por su condición de religioso. Y que los delitos más graves los sufrieron los dos hermanos menores, pues en ambos casos hubo un grave daño en su salud mental y el más chico de ellos también padeció una corrupción sexual, dijeron fuentes judiciales.

El defensor, Juan Bautista Bueno, anticipó que apelará el fallo.