’Ahí está mi casa, hecha escombros. Nos quedamos sin ropa, sin muebles, sin aparatos, sin ahorros y sin nuestro negocio también, porque no sé si las heladeras que quedaron sirven’. Teresa Garrido tiene 74 años y ayer en la siesta un incendio que ocurrió en su casa en Chimbas les ocasionó un drama por partida doble.

Por un lado, porque todas las pertenencias que había adquirido a lo largo de su vida junto a su marido, Leopoldo Chatard (80), quedaron reducidas a escombros. Y por el otro, porque el hombre, que es diabético, resultó herido e intoxicado cuando luchaba desesperadamente para extinguir las llamas.

Los abuelos viven en calle Neuquén 98 Este, en el Bº Lebensohn. Garrido contó que ayer ella había salido al cumpleaños de un nieto en la Villa El Salvador, Chimbas, y que fue sola debido a los problemas de salud de su marido, que le impiden movilizarse con normalidad.

‘Él se quedó en casa y yo me fui. Pero como a las 15.15 volví para darle de comer a mis gatos y los pájaros que tengo. Cuando venía llegando a la vereda, vi salir humo de nuestra pieza y al entrar mi marido ya estaba tratando de apagar las llamas’, dijo la mujer.

Los ancianos quedaron muy preocupados porque además de las cosas que perdieron, su vivienda quedó inhabitable

Enseguida, los varios vecinos acudieron a la vivienda y trataron de apagar el fuego con lo que tenían a mano. Chatard también estaba en esa tarea cuando un pedazo de losa del techo le cayó en la cabeza y tuvo que ser auxiliado porque encima había inhalado mucho humo.

En minutos, llegó una dotación de bomberos del Cuartel Central (el oficial Elizondo, el cabo Carballo y los agentes Rodríguez y Larribite) y luego de un rato controló el siniestro, que destruyó el placard con ropa de la pareja, camas, otros muebles, 2 aires acondicionados, 2 garrafas y toda la mercadería del almacén.

Extinguido el siniestro, los bomberos hallaron en un primer análisis evidencias de que el fuego habría comenzado por un cortocircuito en la instalación eléctrica, informaron fuentes policiales. ‘Nos quedamos con lo puesto. No sé cómo vamos a seguir porque mi casa quedó inhabitable. Lo que más me duele es que se murieron dos de mis pájaros’, precisó Garrido, entre lágrimas.