"Estamos destruídos, con mis hijos estamos destruídos". La frase pertenece a Alfredo Martínez, el papá de la nena de 9 años que fue asesinada por su mamá el miércoles cuando salieron juntas para ir a hacer un mandado, y resume en pocas palabras el horror que todavía conmueve al barrio de Flores.

El hombre explicó en un breve diálogo con Telefé que su mujer estaba enferma y que él venía pidiendo ayuda hace tiempo por los problemas psiquiátricos que sufría. De todas formas, aclaró, nunca imaginó que pudiera terminar así.

Hace siete años, en 2011, fue el año en el que su esposa, Soledad Angélica Gómez, sufrió el primer golpe con el suicidio de su madre. A partir de ahí, su vida entró en un espiral de desgracias del que no pudo volver a salir. Un grave problema en la vista que la obligó a movilizarse con la ayuda de un bastón verde y, en los últimos meses, le detectaron un tumor en la cabeza.

Aún así, el papá de la nena asesinada no logra entender por qué se ensañó así con ella y la pregunta que lo tortura es si podría haberse evitado semejante tragedia. Entonces cuenta que desde hace más de cinco años llevó a su mujer a distintos hospitales en busca de una solución para su enfermedad. "Yo quería que la dejen encerrada la última vez y me decían que no había camas", se lamentó.

"Si me hubieran escuchado no la habría matado", sostuvo. En ese momento la voz se le quebró por el llanto y ya no no volvió a hablar. En el mismo sentido se manifestó una prima de la víctima a través de sus redes sociales. "¿Nadie pudo salvarla?", se preguntó en su cuenta de Twitter. "Nosotros, tu familia, vamos a hacer todo lo posible para que no salga más de la cárcel".