"Mamá, no vas porque mi casa tiene fuego", le decía ayer por la tarde la pequeña de 4 años a su madre. Por culpa del fuego a la familia no le quedó nada. Para ayudarlos, llamar al 2646123564.


Mauricio De La Vega (31) y Cinthia Castro (29) caminan entre los escombros tiznados de lo que alguna vez fue su casa y se agarran la cabeza. El fuego destruyó todo. Ella tiene los ojos hinchados de tanto llorar, pero consigue una bocanada de alivio cuando se detiene a pensar que pudo ser peor. "El único consuelo es que gracias a Dios no estamos de velorio", dice mientras se seca las lágrimas con las yemas de sus pulgares. La que se salvó fue su hijita Julieta (4), quien mientras ellos trabajaban había quedado al cuidado de una tía de 16 años. Pero por suerte cuando a eso de las 10.30 de ayer se desataron las llamas, justo habían salido a comprar unas galletas a un kiosco de la vuelta. "Yo en la noche les dejaba la comida hecha, las galletitas puestas en la mesa, todo... Pero anoche no me dio tiempo de comprar las galletas, entonces les dejé la plata", cuenta la chica, que por las mañanas trabaja de niñera.

Quizá por esa casualidad el fuego no terminó con ninguna vida, pero sí hizo añicos todo lo que había en esa prefabricada que la pareja con plata ahorrada y pidiendo préstamos hizo construir hace 4 años en el fondo de la casa de los padres de ella, en el Loteo Páez, en Rawson.

Las llamas quemaron todos los muebles, electrodomésticos y cuanta cosa había en la vivienda, como dos motos (una 110 cc y otra 125 cc tipo Enduro) y hasta algo de $15.000 que tenían ahorrados. También acabó con un freezer, una máquina de cortar fiambre y un horno industrial que ellos tenían porque los fines de semana, cuando veían que no llegaban a fin de mes, se ponían a hacer comidas para vender.

¿Qué pasó? La principal hipótesis es que todo se inició por una pérdida de gas en la garrafa de la cocina. Pero tampoco descartaban una falla eléctrica en un caloventor que estaba en una habitación.

"Estamos destruidos. Lo único que nos tiene parados es que a la nena no le pasó nada porque podría haber sido una tragedia. Hay que ver ese lado positivo y empezar de nuevo", señaló De La Vega, empleado de una panificadora.